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sábado, 1 de diciembre de 2012

Por favor vean este documental y reenviémoslo, para que sepamos que es este país ... ¡Que verguenza nuestra clase política dirigente y su aparato militar y paramilitar que siempre andan de la mano!.... ¡Y que decir del descaro y cinismo de la guerrilla!... Pero ¡que belleza nuestros pueblos indígenas y su dignidad!  

viernes, 30 de noviembre de 2012


Regalo De Navidad para mis lectores y amigos, especialmente para   aquellos que se dedican al Mundo De La Política.


He tropezado por arte de birlí-birloque, en una librería de viejo, aquí en Palma de Mallorca, con un libro que lleva  sobre su lomo el curioso titulo del “Libro Del Señor de Shang”, en un principio pensé que se trataba de un cuento oriental y pase de largo buscando en los anaqueles de la librería aún no sé qué. Pero me quede con la copla, en mi cabeza resonaba ese curioso título del  “Libro del Señor de Shang”, por lo que volví sobre mis pasos, lo saque del anaquel, para echarle una ojeada y matar de una vez por todas mi curiosidad sobre aquel libro de paginas amarillentas, de olor a papel viejo, y que, por lo que se desprendía de su estado, no había sido abierto  hacia mucho tiempo o quizás nunca. Mi sorpresa fue mayúscula, tenía entre mis manos un tratado de teoría política escrito entre los siglos III o IV antes de Cristo, cuando China no era todavía un imperio. Lo compre y lo lleve a casa para leerlo, reposadamente, con plena conciencia para compararlo con otros pensadores políticos.

Sí, me sorprendió. Me sorprendió  en un principio encontrar aquel tratado de política de la china antigua. Mi sorpresa fue  aun mayor   en la medida en que  avanzaba en su  lectura. Entendí rápidamente que me encontraba ante el primer tratado de “real política” de que se tenga noticia, pero y fundamentalmente  entendí que rivalizaba con  “EL Príncipe” de Nicolás Maquiavelo y los tratados políticos de Lenin y otros pensadores, donde  se trazan, sin parangón, los lineamientos de una política absoluta, donde la Ley y la Fuerza priman sobre los sentimientos y los intereses de participación ciudadana en la cosa pública. Sus autores, en los tres casos, muestran unas cualidades psicológicas especiales para realizar este trabajo: mentes lógicas a toda prueba; conocimiento profundo de la ambición humana; Voluntad política de hacer que no se detiene ante ningún obstáculo; desprecio absoluto por sus congéneres; Y, rechazo numantino a cualquier tipo de compromiso. No es, sin embargo, un caso aislado, no, con inusitada frecuencia aparecen teóricos del estado que pretenden por “Razones de Estado” transformar la política en una proposición  demostrable lógicamente, en un  teorema.

Como muchos políticos y teóricos de la política, El Señor de Shang, pensaba, pienso yo, aquí en la cocina, que  vivía en una época de decadencia, de furiosas turbulencias sociales, crisis económica incluida que ameritaban decisiones  rápidas y efectivas, de leyes severas que impidieran el deterioro del Estado y la disolución de las costumbres mediante la destrucción, previa, de las tradiciones ancestrales que permitan la formulación de un Estado Nuevo, fuerte  y obediente. El Señor de Shang pretendía crear una sociedad compacta, unida, orientada hacia un solo objetivo: La guerra y la conquista, el sometimiento  de más pueblos y más hombres y la imposición de la nueva Ley del Estado. Para el Señor de Shang  la ley tenía que destruir y reconstruir la variedad del pueblo Chino hasta convertirlos  en campesinos y  guerreros. No había sitio para otras clases. El Poder del Estado y la Guerra y la conquista eran las metas. El Hombre, el ciudadano, eran simples fichas en su particular ajedrez.

 Pero, ¿Quién era Shang?  Shang sirvió como alto funcionario en el estado de Qin 359 a 338  antes de Cristo.   Introdujo leyes y decretos que permitieron a sus gobernantes  someter a toda China y fundar un imperio en el año 221 a. C.  Sin embargo, es poco probable que Shang escribiera el texto asociado a su nombre, pues tuvo que huir para salvar su vida después de la muerte de su patrón y fue ejecutado poco después. Vale la pena para todo estudioso de  la política  empezar comparando Shang con el pensamiento político de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), fundador de la moderna doctrina de la razón de Estado y, posiblemente, su pensador más original y continuar con los textos políticos como La República de Platón,  El Leviatán de   Thomas Hobbes,  El Ensayo sobre el Gobierno Civil de Locke, El Espíritu de las Leyes de Montesquieu, El Contrato Social de Rousseau, Discurso a la Nación alemana de Fichte, La Democracia en América de Alexis de Tocqueville, El Manifiesto Comunista de Marx y Engels, El Pacto del Mayflower, Mein Kamp de Hitler y muchas otras que al compararlas nos dan una idea clara del mundo de la política, vínculo que los une a  todos ellos  a pesar de los diversos matices.

La historia de la humanidad está jalonada no solo por los grandes acontecimientos, sino también por la creación de ciertas obras literarias y políticas, que aparecen de tarde en tarde, y que contribuyen  o empujan nuevos acontecimientos. En las obras citadas se encontraran muchas imperfecciones, desigualdades, apaños, sinuosidades y vicios propiciados por la pasión partidista y, algunas,  verdaderamente odiosas. Hay que hacer notar también, que a pesar de las taras  señaladas, en algunas de esas obras, no les impidieron obtener resonancia histórica, porque  lo que predicaban respondía particularmente a las preocupaciones, a la pasión política del momento. Por todo ello debemos cuidar  de las palabras, de la forma como las usamos, de la transcripción de nuestro pensamiento. Dice el adagio popular que, “Quien dice lo que piensa, no piensa lo que dice”, no de otra manera se puede explicar la manida definición de política en auge: “La política es el arte de lo posible”. ¿Cómo debemos traducirla? Como definición no está mal, como principio es un fiasco: Se dice, ni más ni menos, que no se puede hacer nada, que la política es el arte de engañar a los incautos. Olvidan, algunos, que la política es hacer todo aquello que este orientado al bien común, a mejorar las sociedades en que nos ha tocado vivir.

 Un ejemplo de ese tipo de totalitarismo que denuncio es el llevado a efecto por  algunos gobernantes Colombianos para quienes el libre disenso es sinónimo  de pertenecer al enemigo, al genio del malsín comprender siquiera que  es el particular derecho  a la libre expresión el que hace posible la democracia, que la constitución política, las leyes y los tratados están para cumplirlos y no solamente para pasar  de puntillas sobre ellos haciendo como que se cumplen para engañar a propios y extraños.

Como quiera que no haya encontrado  “El Libro del Señor de Shang” en la red  me permito agregarles el archivo de “El Arte de la Guerra” de Tzun Tzu considerado como uno de los mejores libros sobre estrategia de todos los tiempos, para que se regocijen en su lectura y tengan a mano enseñanzas que jamás sobran en el transcurso de la vida…


FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO  2012-2013

Carlos Herrera Rozo.

jueves, 22 de noviembre de 2012


Violaciones de derechos humanos en el contexto de la explotación de las  materias primas

La biodiversidad terrenal es un obsequio de la naturaleza, no para unos cuantos Individuos o grupos privilegiados, sino para la humanidad entera. El impedir que individuos, comunidades, poblaciones, Estados o naciones gocen de estas riquezas equivale a perjudicar a toda la humanidad; se estaría violando la dignidad humana, los derechos humanos, los principios básicos de los derechos de los pueblos y con ello  destruyendo el medio ambiente

La Declaración Universal de Derechos Humanos tiene  como objetivo que todos los seres humanos puedan vivir con dignidad, es decir, “exentos del temor y de la miseria”. Así aparece en el Preámbulo de la Declaración. Sin embargo, sin protección de su salud ,sin derecho a una educación integral, sin derecho a la  integridad física y mental para desarrollarse plenamente en la sociedad, sin una base apropiada para su propia subsistencia, sin seguridad ni libertad, ninguna persona está en condiciones de llevar una vida digna y autónoma.

 Los derechos humanos civiles y políticos deben ponerse en práctica del mismo modo que los derechos económicos, sociales y culturales. Los derechos humanos políticos y sociales son indivisibles, se condicionan mutuamente y son inalienables. Para asegurar su subsistencia y llevar una vida digna, cada persona necesita aire limpio, agua limpia, una atención básica de su salud, educación, alimentación, vestimenta y vivienda, así como participación social efectiva en las decisiones que afecten al conglomerado social en el que le ha tocado vivir. Para los habitantes de los países en desarrollo, especialmente dentro de los grupos vernáculos, los espacios naturales intactos representan a menudo la única posibilidad  de garantizar su supervivencia. Muchas veces, la destrucción de estos hábitats naturales implica para ellos una amenaza directa a su existencia: desplazamientos forzosos y no pocas veces desapariciones forzosas de sus líderes.

La Declaración Universal de Derechos Humanos  esta considerada  como “uno de los documentos más valiosos y significativos de la historia del derecho” y como “una de las más altas formas de expresión de la conciencia humana en nuestro tiempo”. Los esfuerzos por hacer realidad los derechos humanos  deben estar presentes en la labor de todo estado democrático como un hilo conductor de su desarrollo económico y social. Es obligación del estado de derecho evitar por todos  los medios a su alcance el que las grandes multinacionales que explotan los recursos  mineros  de los países en desarrollo  no violen en el ejercicio de la explotación  de los recursos los derechos humanos  ni las normas internas  que rigen los principios laborales, en el entendimiento que ninigun  contrato internacional, ni ningún  tratado bilateral puede violar la carta magna de ningún país en favor  de mezquinos intereses como viene ocurriendo en la mayoría de los países en vías de desarrollo.

 Los derechos humanos son de alcance universal y carácter inalienable. Los Estado tiene la obligación de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de sus ciudadanas y ciudadanos. Si bien en primera instancia es el Estado quien debe cumplir con este mandato, el Preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos señala también que “todos y cada uno de los órganos de la sociedad” está llamado a promover el respeto de los derechos y las libertades y a garantizar su cumplimiento.” El libre disenso de los ciudadanos no hace mas que reafirmar el ejercicio de dichos derechos y de la democracia. Esto incluye tanto a los actores del sector   estatal como  a los actores  del sector privado, las empresas, los bancos y las compañías multinacionales. Todos, en su conjunto,  tienen la obligación de velar para que sus actividades no contribuyan ni directas ni indirectamente a dar lugar a violaciones de los derechos humanos luchando por el bienestar común de la humanidad. Todas las entidades  implicadas en el desarrollo de los pueblos deben comprender que,  “La interdependencia, cada vez más estrecha, la globalización económica y su progresiva universalización hacen que el bien común ¿…?  se universalice cada vez más, así como los derechos políticos, e implique por ello mismo  derechos y obligaciones que miren a toda la humanidad. Las organizaciones de la sociedad civil exigen a las empresas privadas, a las corporaciones multinacionales,  un comportamiento responsable, sujeto a derecho, tanto social como ambientalmente y  están dispuestas a acusar judicialmente a quienes cometan cualquier infracción. Las Naciones Unidas buscan nuevos mecanismos para mejorar la protección de los derechos humanos a nivel internacional e involucran en ello a los gobiernos, las empresas, los académicos independientes y los actores de la sociedad civil y política.

A pesar de todo, siguen existiendo muchos vacíos en la normativa internacional. Las corporaciones transnacionales, con un poder financiero y político que en muchos casos supera el ingreso nacional bruto  de  los países desarrollados  y supera a los  países pobres en varios múltiplos, pone de cabeza la relación de poder entre los gobiernos y el mundo empresarial, mas por la corrupción de los actores políticos y administrativos que les permiten  abusar de su posición para determinar las reglas de juego y dominar  de facto todos los ámbitos vitales de las poblaciones  donde operan sus intereses. Como consecuencia, esta acumulación de poder a menudo conduce a la violación de los derechos económicos, sociales y culturales, así como de los derechos civiles y políticos: Los estados corruptos ponen al servicio de las trasnacionales sus cuerpos de seguridad del estado o les permiten la creación de ejércitos paramilitares para doblegar a las poblaciones  indígenas. En las últimas décadas, muchos casos de violaciones de derechos humanos fueron objeto de una condena pública y de procedimientos judiciales. También en la minería, este tipo de problemas siguen estando al orden del día.

Algunas de las violaciones de derechos humanos con  frecuencia aparecen vinculadas a los proyectos mineros, en especial a las minas a cielo  abierto de gran extensión, y resultan sintomáticas. Entre los derechos vulnerados se pueden mencionar los siguientes:  El  derecho a un nivel de vida adecuado, incluyendo una alimentación suficiente (derecho a la alimentación), derecho a una vivienda digna (derecho a la vivienda) y derecho a la educación .Estos derechos se hallan consagrados en el  Art. 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (llamado también Pacto Social de la ONU).

 El “derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental” (derecho a la salud), definido en el  Art. 12 del Pacto Social de la ONU. También este derecho es lesionado a menudo, por ejemplo a causa de los múltiples daños ambientales relacionados con los proyectos mineros.  El derecho al agua potable limpia es asimismo violado con frecuencia. Este derecho es reconocido mundialmente como parte del derecho a la alimentación y del derecho a la salud (Art. 11 y 12 del Pacto Social de la ONU). Debe aclararse que en la explotación de las minas de oro se consumen para la extracción de un gramo de oro 6000 litros de agua que son a su vez contaminadas con cianuro y mercurio para lo cual se procesa una tonelada de tierra para extraer 10 gramos de oro.

La actividad minera destruye  todo el ecosistema de su influencia , la tala de arboles y matorral es  generalizada, es decir, todo vestigio vegetal desaparece  para luego empezar a escarbar y a sacar la roca que contiene el oro. Se necesita una tonelada y media o más de roca para poder sacar diez  gramo de oro. Para sacar un kilo tienen que moler y licuar grandes cantidades de material con millones de litros agua cianurada ,  toda vez  que  el cianuro  aglomera  las microscópicas partículas de oro. Una mina que extrae oro y otros metales mediante este procedimiento que se llama de lixiviación, requiere una cantidad de agua tal, que el agua que gasta la mina en una hora es el agua que consume una familia campesina en 20 años. Con el objeto  de  reunir las cantidades de agua necesaria las empresa comprar las tierras  circundantes  a la mina para que nadie  pueda acusarlos por el desvió de  los manantiales y recursos hídricos  necesarios en la explotación minera. Este proceder esta prohibido por la ley  pero no existen controles suficientes por parte de los estados para impedirlo y castigar a los infractores. Y el agua contaminada con residuos de cianuro y mercurio, que ya no se necesita, va a las  lagunas, ríos y posos subterráneos donde sigue envenenando a cuanto animalito tome de esa agua. La empresa lo que hacen a veces, es poner  letreros de advertencia  sobre la peligrosidad de las aguas contaminadas pero como ni los pájaros ni los animales saben leer, la muerte y la destrucción continúan.

Los proyectos mineros – y sobre todo la criminalización de la protesta social que se relaciona repetidamente con los mismos – conducen en muchos casos a la vulneración de los derechos civiles y políticos, consagrados en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas (PIDCP), así como a la carta magna  de las naciones donde estos delitos se cometen. Entre estos derechos están los siguientes:

-  derecho a participar en los procesos políticos (Art. 25 y 26 del PIDCP)
-  derecho a la libertad de expresión (Art. 19 del PIDCP)
-  derecho a la reunión y libertad de asociación (Art. 21 y 22 del PIDCP)
-  derecho a no ser detenido ni encarcelado arbitrariamente (Art. 9 del PIDCP)
-  derecho a no ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (Art. 7 del PIDCP).

 En los casos más flagrantes, se viola también la  prohibición de la pena capital (“asesinato por parte del Estado”, Art. 6 del PIDCP)  o asesinatos cometidos por grupos paramilitares pagados por las mismas compañías transnacionales.  Igualmente es vulnerada  la  prohibición de la desaparición forzada, consagrada en la Convención Internacional de las Naciones Unidas para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas de 2006. Una y otra vez se vulneran los derechos de los trabajadores, entre ellos el derecho de fundar sindicatos y de afiliarse al de su elección (Art. 8 del Pacto Social de la ONU).  El derecho de los pueblos indígenas al consentimiento libre, previo e informado - CLPI(en inglés: free, prior and informed consent – FPIC) tampoco se  tiene en cuenta ni por parte de los estados firmantes de estos pactos ni por parte de las compañías multinacionales firmantes de los mismos.

Ha sido instituido por el Convenio 169 de la OIT (Art. 6, 7 y 16) y por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Sería posible continuar con esta lista de violaciones de derechos humanos, que tienen lugar  en las circunstancias más variadas. A continuación analizamos algunas de ellas, que resaltan por su importancia.

Expulsiones y falta de acceso a la tierra

Muchos campesinos y campesinas de los países en desarrollo carecen de un título de propiedad legal sobre sus tierras a pesar de que en reiteradas ocasiones lo hayan solicitado a los organismos competentes, por lo cual a menudo son víctimas de expulsiones o desalojos. Debemos mencionar aquí que  los derechos  de quienes han sido desposeídos de sus tierras han sido “adquiridos legalmente” por aquellos que utilizando la fuerza y la violencia los desposeyeron.  Aunque el acceso a la tierra no ha sido consagrado en sí como un derecho humano, es indudable que constituye una base directa para el goce de otros derechos humanos. De hecho, la pérdida de sus tierras implica para los afectados la simultánea pérdida de la opción de ganarse el sustento propio y el de sus familias, al igual que la privación del acceso a agua potable limpia, a una vivienda segura y digna, a la educación y posiblemente también del derecho a un trabajo en condiciones dignas. A menudo, la expulsión perjudica a poblaciones indígenas enteras. Se viola su derecho a la autodeterminación y a la identidad cultural. En otros casos, los afectados sí cuentan con títulos válidos y legales de propiedad sobre sus tierras, pero es frecuente que se les convenza o coaccione – incluso haciendo recurso a métodos  violentos  o invocando información falsa o incompleta a vender sus tierras, sin obtener una compensación adecuada por la pérdida de las mismas. Muchas veces, los perjudicados no tienen más remedio que migrar a las ciudades, donde  tienen que competir, en condiciones infrahumanas, con numerosas personas para conseguir el sustento de sus familias. Muchos de ellos se ven obligados entonces a “refugiarse” en los extramuros  de las grandes ciudades en asentamientos de hambre, miseria y violencia.

El Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales es un órgano de las Naciones Unidas  constituido para supervisar la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Este Comité ha emitido dos Directrices Generales que interpretan el “derecho a la vivienda”, la primera de ellas en 1991 sobre el derecho a una vivienda digna, en términos generales (Observación General No. 4), y la segunda en 1997 (Observación General No. 7). Esta última se centra explícitamente en los desalojos forzosos y en las recomendaciones a los Estados firmantes entre los que se incluye Colombia, y contiene interpretaciones sobre qué medidas deben emprenderse para proteger a los afectados en caso de producirse la amenaza de una reubicación involuntaria. “El ex Relator Especial sobre el derecho a una vivienda adecuada, Miloon Kothari, consideró tan grave el problema de las expulsiones forzosas en combinación con presuntos “proyectos de desarrollo” (tanto en áreas rurales como urbanas),  que en 2007 formuló un conjunto de directrices en las cuales no se prohíben los desalojos por completo, pero sí se fijan por lo menos algunos criterios para que éstos – en caso de ser inevitables – puedan tener lugar y se lleven a cabo en condiciones de amplio respeto de los intereses y los derechos humanos básicos de los afectados.

Estas directrices deberían servir de pauta a los Gobiernos y a las empresas en relación con las reubicaciones vinculadas a proyectos mineros, pero en la práctica es muy extraño que se tomen en cuenta. La elevada demanda de agua por parte de las industrias  mineras, los daños al medio ambiente  socavan el derecho a la alimentación y al agua limpia. Este derecho  no sólo se ve afectado o vulnerado por los desalojos y desplazamientos sino y fundamentalmente por las materias químicas utilizadas en estas explotaciones. En las áreas rurales de los países en desarrollo, la existencia de agua para el riego de los campos y  de bebida para  los animales domésticos y a las personas es una condición indispensable para asegurar el sustento y desarrollo. Allí donde las empresas mineras explotan sus yacimientos, el tema del agua suele convertirse rápidamente en un punto conflictivo: la minería insume grandes cantidades de agua y disminuye drásticamente la disponibilidad de la misma. Se destruyen los manantiales, se contaminan los ríos, baja el nivel freático. Suele incluso suceder que los  canales de riego para el cultivo se deriven hacia las minas. La población local no tiene cómo defenderse de esta situación y se viola su derecho de acceso al agua limpia. En su Observación General No. 15 del año 2002, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales volvió a subrayar explícitamente la importancia del derecho al agua y la agudización de la pobreza por causa del agotamiento de las existencias de agua, su contaminación persistente y su distribución inequitativa. La contaminación del agua, la presencia dañina de maquinaria pesada, el uso de explosivos y productos químicos altamente tóxicos, y el incremento notorio del tráfico vial – son todos factores que dañan el medio ambiente y se generan inevitablemente en el entorno de las grandes explotaciones mineras. La comunión de todos estos efectos dañinos causan enfermedades y accidentes graves, y  deterioro de la saluid física y mental de sus habitantes.

El libre derecho a la participación política, la libertad de expresión y el libre disenso  se encuentran  entre los derechos fundamentales de toda persona, de igual manera  está el  derecho de participar en los procesos de decisión políticos, económicos y culturales de la sociedad. Precisamente los grupos marginados de los países en desarrollo se ven a menudo privados, de facto, de estos derechos. Debido a su identidad cultural y al significado muchas veces religioso que tiene la tierra para los pueblos indígenas, éstos se ven especialmente perjudicados. Se les impide el acceso a informaciones importantes y se pasa por alto su derecho a tomar parte en las decisiones. Se les niega el derecho a la participación  a nivel social, económico y político.

La presión ejercida sobre los Gobiernos por el Fondo Monetario Internacional, por la banca local, por las compañías multinacionales,  por la nueva  ideología NEOLIBERAL sumada a la  corrupción generalizada  o al  propio deseo  de los gobernantes por  atraer a inversores extranjeros a los  países en desarrollo, parecen llevar a muchos gobiernos a la conclusión de que los derechos de los inversores merecen prioridad frente a los derechos de su población nativa.  Son muchos los países en vías de desarrollo que incumplen las directrices  de las Naciones Unidasm : -Véase: Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH)-: El derecho a una vivienda adecuada (Art. 11.1). Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CESCR), Observación General No. 7, “Los desalojos forzosos”, del 20/05/97.  Véase: Naciones Unidas, Consejo de Derechos Humanos, Cuarta Sesión, “Informe del Relator Especial sobre una vivienda adecuada, como parte del derecho a un nivel de vida adecuado”, Miloon Kothari, A/HRC/4/18, 5 de febrero de 2007, Anexo I: “Principios básicos y directrices sobre los desalojos y el desplazamiento generados por el desarrollo”.

Los grandes consorcios que se dedican a la explotación de materias primas asumen una posición  muy dura contra los opositores de la minería y los defensores del medio ambiente y de los derechos humanos. En América Latina, por ejemplo, se observa una tendencia de los gobiernos a radicalizar sus leyes para la criminalización de las protestas, a fin de reforzar el efecto disuasivo. La criminalización de las protestas sociales atenta contra el derecho de libertad de expresión y, en consecuencia, también contra otros derechos como el derecho de libre asociación, la prohibición de detención arbitraria, la convención contra la tortura o la violación de los derechos laborales.  Muchas de las grandes empresas mineras impiden la formación de sindicatos y discriminan a aquellos trabajadores que se afilian a un sindicato para la defensa de sus intereses económicos o sociales. De este modo atentan contra  el derecho de fundar sindicatos o de afiliarse a los mismos, que aparece consagrado en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Además, con frecuencia se ignoran las disposiciones para la protección de la salud y la seguridad en el entorno laboral, fijadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Derecho al consentimiento libre, previo e informado (CLPI)

El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo tiene como objetivo proteger a los pueblos indígenas y les concede el derecho a ejercer un control lo más amplio posible sobre su desarrollo económico, social y cultural. Antes de poner en marcha o autorizar proyectos de exploración y explotación de materias primas en tierras indígenas, el Convenio de la OIT exige a los gobiernos establecer procedimientos para consultar a los respectivos pueblos indígenas y así determinar en qué medida los intereses de los mismos se verían afectados por dichos proyectos. Cada vez que sea posible, los pueblos correspondientes deben participar en los beneficios de dichas actividades y deben recibir una indemnización apropiada por todos los perjuicios que éstas les pudieran causar. En casos en que se considere necesaria la reubicación de los pueblos indígenas, ésta sólo puede tener lugar con el consentimiento voluntario y totalmente informado de dichos pueblos.

El Convenio 169 de la OIT del año 1989 consagra el  derecho de los pueblos indígenas y tribales al “consentimiento libre, previo e informado”  en caso de proyectos mineros. No obstante, hasta ahora sólo unos cuantos de los 17 Estados que ratificaron este Convenio han procedido también a hacerlo parte de su legislación nacional. Y prácticamente ninguno de los países emergentes y en desarrollo concernidos ha establecido mecanismos apropiados para informar plenamente a la población indígena sobre los proyectos mineros planificados e involucrarla  de manera adecuada en los procesos de decisión. Incluso en aquellos países en los que el derecho al “consentimiento libre, previo e informado” ha sido consagrado en las leyes. La implementación en la práctica deja mucho que desear, o se procede a dar prioridad a otras leyes en parte contradictorias. En el año 2007, la Asamblea General de la ONU aprobó con una amplísima mayoría la “Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas”, que también instituye el derecho a un consentimiento libre, previo e informado. Si bien una Declaración de la ONU – a diferencia de un Convenio jurídicamente vinculante – “únicamente” constituye  un pronunciamiento voluntario sobre una obligación de carácter moral, esta Declaración reconoce la fundamental importancia del CLPI para los pueblos indígenas. Incluso el estudio comisionado por el Banco Mundial en el año 2000 y publicado en 2004, titulado “Revisión de las Industrias Extractivas”, recomienda dar cumplimiento al principio del CLPI. Sin embargo, el propio Banco Mundial ha tomado distancia frente a esta recomendación y hasta la fecha apenas la ha puesto en práctica. Sería posible continuar con la lista de los derechos humanos frecuentemente vulnerados en el contexto de los grandes proyectos mineros en los países en desarrollo. Los gobiernos no cumplen suficientemente su obligación de proteger a la población, y – a pesar de la creciente conciencia de su responsabilidad social y ecológica - las empresas no se sienten conminadas a integrar el respeto a los derechos humanos en su política empresarial y menos aún a cumplirlo en la práctica. A menudo, las subsidiarias u operadoras in situ no conocen lo suficiente sobre la  política de responsabilidad social corporativa de su propia empresa matriz, o no conceden al código de conducta de la misma la importancia concreta que se merece. Mientras que, por un lado, las empresas transnacionales violan o participan en la violación de derechos humanos en los países en desarrollo para su propio beneficio, los gobiernos de sus países de procedencia intentan librarse de toda responsabilidad, para lo cual alegan que sus obligaciones de derechos humanos sólo se aplican a las personas que viven en el interior de sus fronteras y niegan la existencia de las obligaciones extraterritoriales del Estado. Sin embargo, para hacer realidad el cumplimiento de los derechos humanos, tal como aparecen consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los distintos convenios internacionales que norman su aplicación concreta, se requiere instituir un respeto universal y establecer una cooperación internacional para su protección y promoción en todos los países del mundo.

Un lamentable caso ejemplar de este fenómeno lo constituyen las gigantes suizas Xstrata Plc. y Glencore, ambas con una amplia cartera de inversiones a escala mundial ligadas a la explotación y el comercio de minerales y de materias primas. Recientemente fusionadas, conforman una mega-corporación con operaciones en 50 países en conjunto, un volumen de ingresos globales por más de 175,000 millones de dólares anuales y utilidades superiores a los 13,000 millones de dólares anuales. En el caso de Xstrata, se trata de una empresa con fuerte presencia en Sudamérica, donde tiene radicado más del 30 % de sus inversiones y de donde proviene una proporción similar de sus ingresos globales.

Su mapa de negocios ha diseñado también una cartografía minada de conflictos, denuncias, casos comprobados y hasta condenas y procesos judiciales abiertos por contaminación, incumplimiento de la legislación ambiental, y violación a derechos humanos en general. Hacer un informe exhaustivo de los atropellos y violaciones de derechos provocados por estas grandes corporaciones demandaría cientos de páginas. Acá sólo podemos hacer una sucinta reseña sobre el Cerrejon dado que nos toca directamente..

- El Cerrejón (Guajira, Colombia) es una mega-explotación de carbón, con participación accionaria de Xstrata Coal. Ha sido epicentro de innumerables casos de delitos ambientales, fiscales y de violaciones a los derechos humanos, que ha valido incluso la presentación de una denuncia formal ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el año 2007. La explotación de los yacimientos de carbón por parte de Xstrata ha provocado un grave deterioro de la calidad y cantidad del agua, afectando la estructura y el caudal del río Ranchería, principal curso de agua de la zona. La continua expansión del proyecto ha implicado el desplazamiento forzado de comunidades indígenas y afrodescendientes, con numerosos episodios de violencia protagonizados por fuerzas de seguridad privadas y paramilitares ligadas a la empresa. La gran cantidad de emisiones contaminantes (carbón, sílice, metales pesados, etc.) por agua y aire ha provocado el anegamiento de suelos productivos, el fuerte incremento de casos de plumbemia, silicosis y manifestaciones cancerígenas en trabajadores y población aledaña, entre otros daños constatados por la Procuraduría General de la Nación en un proceso judicial abierto por estas violaciones a fines de 2010. Es hoy una de las regiones de mayor emigración de Colombia, con más de 60.000 personas desplazadas entre 2002 y 2010.

Perspectivas para un manejo sostenible de las materias primas

 La explotación de materias primas trae aparejados numerosos problemas y graves violaciones de los derechos humanos en los países productores. También a nivel global el planeta tierra sufre los efectos del consumo de recursos naturales cada vez más desmedido.  Todo esto muestra que: nuestro manejo de las materias primas no es sostenible. La necesidad de que entendamos de otra forma lo que significa progreso, crecimiento, bienestar y desarrollo se vuelve cada vez más evidente y urgente. Tanto a nivel regional como global la prioridad de los intereses económicos frente a los aspectos sociales y ecológicos conduce a un callejón sin salida. De momento estamos muy lejos de una sociedad (global) sostenible. Pero deben incrementarse las  iniciativas de solución escuchando el clamor ciudadano y científico sobre la sostenibilidad del medio ambiente y su desarrollo. Todas las medidas orientadas en este sentido  deberían ser retomadas y ampliadas consecuentemente. Para encontrar soluciones a los desafíos ecológicos, sociales, políticos y económicos de nuestro tiempo, todos los actores involucrados -gobiernos, empresas, instituciones financieras internacionales, y otras organizaciones de la sociedad civil, así como consumidores críticos- debemos asumir responsabilidades. Para ello son necesarias instituciones y estructuras internacionales fuertes y el abandono de un sistema económico basado en la explotación de los recursos naturales sin tener en cuenta las poblaciones humanas y lugares geográficos de donde se extraen dichos recursos. . Su lugar debería ser ocupado por una economía de mercado social, que en lugar del capital coloque al hombre en el centro de su acción.

El presidente de COLOMBIA, Juan Manuel Santos, declaró 17,6 millones de hectáreas del país como "reserva estratégica minera" a tan solo horas que anunciara en la cumbre de Río+20 su compromiso con el medio ambiente y el desarrollo sostenible. En la rueda de prensa se detallo que los 17,6 millones de hectáreas se encuentran en los departamentos del Chocó, Amazonas, Guaviare, Guainía, Vaupés, y Vichada ofrecían grandes posibilidades para la extracción de minerales estratégicos  apetecidos como el uranio, el coltán, el oro, el hierro y el platino.
Algunos ambientalistas y expertos  han solicitado al Gobierno considerar la moratoria para desarrollar la minería, ya que algunos de los departamentos afectados  no sólo son estratégicos ambientalmente sino también porque hay presencia de grupos armados fuera de la ley. Estudios de seguridad realizados en otros países con características similares han  demostrado  que, cuando se han descubierto importantes yacimientos mineros y petroleros, el conflicto armado se agudiza. El experto del Banco Mundial, Robert Goodland, quien estuvo de visita en Colombia, recomendó la moratoria de la minería en zonas claves por su biodiversidad, fuentes de agua, patrimonio étnico y arqueológico, y también en lugares donde haya conflictos armados y el estado no pueda garantizar la seguridad ni cumplir a satisfacción con los convenios y tratados internacionales sobre la materia en cuestión.

Con este anuncio que el presidente Santos hace ante la comunidad internacional, Colombia queda lista para sentencia ante  los ojos del mundo. Lograr el desarrollo de la minería en zonas ambientalmente sensibles y con un mínimo impacto  es un enorme reto que hasta la fecha no lo ha logrado ningún país  en ningún lugar del mundo. Conseguirlo además en un país  donde el conflicto armado dura mas de cincuenta años, con presencia  de grupos paramilitares  financiados por las  corporaciones multinacionales, los terratenientes  y comerciantes con el apoyo directo de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado es una misión, por decir lo menos, imposible.

El Gobierno Nacional en uso de las facultades legales que le concede la ley, y en cumplimiento de los  convenios internacionales firmados, al respecto, con la ONU, la OIT y otros organismos internacionales, tiene la obligación de  detener la ejecución de las explotaciones  mineras en ejecución que no estén cumpliendo con lo pactado en los convenios y tratados internacionales y con lasd normativas  de protección medioambientales así como con todos los proyectos mineros futuros hasta cuando los grupos  sociales que se afecten y  las áreas protegidas,  debido a la diversidad biológica se salvaguarden,  con el objeto de que queden debidamente protegidas y solucionados todos los problemas sociales  a tenor de los acuerdos y  de los convenios internacionales firmados .



Áreas Afectadas Por la decisión Presidencial:

s ESPEJOS  POR  ORO

500 años atrás
Con cruces y espejos nos vencieron.
Ahora el futuro trae más sangre que siempre
Y nos disfrazan su maldad con nuevas calles, puentes, escuelas
Y otras “bondades”;
Y el empleado público es contratado como mercenario gubernamental
Y su buena cara…de “lobo con piel de cordero”
Trata de conquistar al campesino, y sus ternuras,
Su sonrisa de oro fácil se ondea como pancarta
Aduciendo el desarrollo.
Hace tanto que caímos bajo la misma trampa
Espejos por oro,
Oro por almas.
Las cruces siguen,
Castigarán al caer tu cara
Y la falsedad de tus palabras
Serán tus hijos
Señalándote el futuro,
Te recordarán a diario que los cambiaste como espejos
Con un nudo en su garganta.

(Poema de César Augusto Angulo Navarro, costarricense)

Carlos Herrera Rozo.

viernes, 16 de noviembre de 2012


 EL Derecho a Un Mundo Justo

Un mundo justo requiere un mundo legalmente bien ordenado, un orden legal mundial que derive sus poderes legítimos del consentimiento de las personas y que tenga como único objeto garantizar sus derechos personalísimos dentro de las comunidades donde les ha tocado vivir, sus derechos básicos, es decir, los derechos humanos.

El orden legal mundial

El primer problema de la teoría de la justicia doméstica, vernácula, es el de definir el ámbito de una comunidad política determinada, quiénes forman parte de ella y quiénes son extranjeros. No se puede eludir arbitrariamente «el problema de la definición de la comunidad» y dando por supuesto que  los Estados actuales son «las unidades dentro de las cuales operan los principios de justicia”. Para una teoría de la justicia global, en un mundo globalizado, desde el puno de vista de la justicia y no de la economía como hoy sucede, radica en  el problema de establecer los criterios de delimitación de la comunidad política,  ya que desaparece, por definición, toda vez que, la comunidad política a estos efectos es la humanidad misma en su totalidad. Las objeciones que se han formulado a una delimitación de la comunidad tan sencilla pero tan extensa apelan tanto a su posibilidad como a su conveniencia dado que el desarrollo de las naciones tanto en lo cultural, como en lo político azas en la economía, difieren sensiblemente  unas  de otras.

Respecto a su posibilidad se aducen las evidentes diferencias entre la sociedad internacional y las sociedades nacionales amen de todas aquellas que dentro de un mismo conglomerado social discrepan y explotan sentimientos nacionalistas diversos por razones de lengua, origen e inclusive por razones puramente ideológicas como ocurre en varios países europeos. Principalmente se alega que en el ámbito internacional concurren un defecto institucional, la ausencia de un aparato coercitivo, y un defecto volitivo emocional, la ausencia de sentimiento comunitarios compartidos. Pero, debemos subrayar que, estos defectos son meramente contingentes y lo cierto es que argumentar la imposibilidad de configurar un demos universal porque no hay un previo ethnos (grupo étnico, nación) universal supone, por un lado, ignorar que «las naciones han sido con frecuencia el resultado de procesos de construcción nacional exitosos o no llevados a cabo por los Estados, voluntaria e impositivamente, sobre poblaciones carentes del deseado nivel de homogeneidad e identidad común y, de otro lado, incurrir en la falacia de olvidar las alternativas ya que si el cosmopolitismo defiende la promoción de un sentimiento étnico común -el humanismo- para fundar sobre él un orden legal universal es, obviamente, porque ni aquel sentimiento ni este orden existen actualmente. Lo que el cosmopolitismo pretende es, precisamente, ofrecer una alternativa.

Respecto a su conveniencia se aducen los riesgos de un estado mundial dotado de los poderes coercitivos -el monopolio institucional de la fuerza- que son propios de los Estados modernos o ejercido de facto por los países imperiales. Para responder a esta objeción hay que distanciarse de la idea de que un orden legal tiene necesariamente que revestir la misma forma de un Estado-nación soberano. Como se ha apuntado repetidamente, desde perspectivas en gran parte diferentes, hay que liberarse de la idea de un Estado mundial o de una república mundial para concebir un tipo de orden legal universal más complejo. Jurgen Habermas propone, en este sentido, un modelo de sociedad política mundial basado en una división de la soberanía en el que la presencia de un sólo actor, el Estado nación, que actúa en dos escenarios, el de la política interior y el de la política exterior, queda sustituida por la presencia de tres actores, la organización mundial, los Estados y los individuos, que actúan en tres escenarios, el supranacional, el transnacional y el estatal.

Algo muy parecido al modelo que bajo la discutible calificación de neo-medievalismo propuso H. Bull: «Si los Estados modernos llegaran a compartir la autoridad sobre sus ciudadanos y la lealtad de los mismos, con las autoridades regionales y mundiales, por un lado, y con las autoridades subestatales y subnacionales, por el otro, hasta el punto de que el concepto de soberanía dejase de ser aplicable, podríamos hablar del surgimiento de un orden político universal de tipo neomedieval»

.Un orden legal mundial democrático

Un problema bastante más complejo, es el de qué forma debería adoptar ese orden legal universal para ser un orden justo. Son varios los estudiosos que se han manifestado sobre las particularidades de este tema, entre ellos Hans Kelsen  que defiende las instituciones jurídicas globales pero rechaza como indeseable la idea de un gobierno global. Otros pensadores  creen que «Realizar nuestro interés prudencial y moral por un futuro en paz y económicamente viable exigirá  instituciones y organizaciones supranacionales que limiten los derechos de soberanía de los Estados de una manera más rigurosa de lo que hoy es habitual». Hans kelsen ya había señalado la incompatibilidad entre soberanía y orden normativo supraestatal.

No es extraño añadir a estas consideraciones la idea de un progreso paulatino e invocar, como referente, la experiencia de la Unión Europea, aun que  vistos los desajustes que se han presentado en los últimos tres años bien vale la pena dedicar más  tiempo al estudio  de su integración  política, bastante renqueante frente a la integración económica.

Como  se  ha  indicado, bajo el punto de vista de la teoría de los derechos humanos, este problema tiene contestación pues la legitimidad de la autoridad esta en función del consentimiento de los gobernados. La configuración de un orden democrático universal parece, sin embargo, haber suscitado numerosas objeciones que cuestionan la posibilidad de institucionalizar la democracia en una comunidad tan amplia y heterogénea cultural, ideológica y políticamente.

El punto de partida es el denominado dilema de Robert DaHl, pues fue él quien por primera vez planteó el posible dilema entre la calidad y la extensión de la democracia: «Este es el dilema entre participación ciudadana frente a la eficacia del sistema. Cuanto menor sea una unidad democrática, tanto mayor será el potencial de la participación ciudadana y tanto menor la necesidad de que los ciudadanos deleguen las decisiones políticas en representantes. Cuanto mayor sea la unidad, tanto mayor será la capacidad de éstos para lidiar con los problemas importantes de sus ciudadanos y tanto mayor será la necesidad de que los ciudadanos deleguen decisiones en sus representantes»

Este dilema, sin embargo, ofrece ciertas características paradójicas. Mientras que parece casi trivialmente obvio que la calidad intensiva de una democracia se alcanzaría con mayor efectividad en una comunidad humana pequeña y homogénea y resultaría cada vez más difícil de conseguirse en la medida en que la comunidad es más extensa y más heterogénea, lo que no resulta nada asequible es en qué momento cuantitativo y en qué grado de pluralismo la democracia resultaría inalcanzable o de tan mala calidad como para no merecer tal nombre, sin perder la perspectiva de que la “Geo Política Mundial” nos ofrece con mucha frecuencia ejemplos de democracias  fracasadas. A este problema de vaguedad que nos sitúa ante un típico sorites – (El sorites es un recurso estilístico usado habitualmente en la retórica. Se trata de un razonamiento resultado de la concatenación de varios enunciados verdaderos, siendo el sujeto de cada uno el predicado del anterior. Partiendo de unas premisas verdaderas se puede ir introduciendo retórica, fácil y gradualmente una falsedad, en cuanto se falte a alguna regla silogística de forma capciosa)- hay que añadir un ingrediente empírico también paradójico y es que no siempre las comunidades pequeñas son homogéneas y las grandes heterogéneas. Puede resultar fácil convenir en que la calidad democrática en los cantones suizos es elevada aunque, paradójicamente, Suiza resulta ser un Estado pequeño pero multilingüístico.

Los Estados Unidos de América, que hace mucho despertaron la admiración democrática de Alexis de Tocqueville, son una comunidad política amplia en número de miembros y en extensión territorial, multicultural en origen y, hasta tiempos muy recientes, prácticamente monolingüística. La India, por su parte, constituye una comunidad territorialmente extensa, inmensamente mayor en número de miembros y bastante compleja culturalmente. Todo ello no obstante, aceptamos que Suiza, Estados Unidos y la India constituyen ejemplos distintos de comunidades políticas soberanas democráticas ¿…?.

Obvio es decir que en el sistema de moralidad de los Estados una característica sobresaliente es la afirmación de la democracia en los Estados-nación y las relaciones no democráticas entre los Estados; el arraigo de la responsabilidad y de la legitimidad democrática dentro de las fronteras del Estado y la búsqueda del interés nacional (y de una ventaja política máxima) fuera de esas fronteras... Característica esta  que aplican en mayor o menor grado todos los países del mundo. Para establecer los términos de esta comparación cabe recordar que, en estos momentos, Suiza, la Confederación Helvética, es un Estado integrado por unos siete millones y medio de personas, que reconoce oficialmente tres idiomas distintos y se organiza en veintitrés cantones; los Estados Unidos forman un Estado integrado por unos trescientos cincuenta millones de habitantes, que no reconoce una lengua única oficial aunque prácticamente ha funcionado como exclusivamente anglófona hasta la reciente expansión del español como segunda lengua más hablada, y que se organiza en cincuenta Estados más el distrito federal; la India, finalmente, es un Estado integrado por unos mil doscientos millones de habitantes, que hablan unas cuatrocientas lenguas distintas, y se organiza en veintiocho Estados. Sobre la ausencia de correlación entre población y diversidad cultural.

Por otra parte, hay formas despóticas de gobierno asociadas a comunidades políticas mucho más pequeñas y/o mucho más homogéneas, Robert DaHl  al explorar sobre el tamaño de la democracia, habían abierto paso a la necesidad de imaginar unidades políticas más amplias y complejas en las que proyectar las exigencias de la democracia. Quince años después Robert DaHl todavía citaba a la Comunidad Europea como ejemplo de un crecimiento supranacional remarcando que «la mayor escala de las decisiones no tiene por qué conducir necesariamente a un sentimiento de mayor impotencia, siempre y cuando los ciudadanos estén en condiciones de ejercer un control significativo sobre las decisiones en todos los asuntos que corresponden a una escala menor pero trascendente para su vida diaria...»

(DaHl, consecuentemente, concluía que «de esta manera —y los ciudadanos de una sociedad democrática podrían encontrar otras— sería factible adaptar una y otra vez el proceso democrático a un mundo que se parece muy poco a aquel en el cual nacieron las ideas y las prácticas democráticas». No resulta, por tanto, conceptualmente imposible un mundo en el que exista un orden legal universal democrático. Habrá de ser, con toda probabilidad, un orden legal poliárquico mucho más parecido a los grandes Estados federales que a los estados-nación centralizados pero nada hay que impida que, en un diseño de ese tipo, se satisfagan las seis condiciones que Robert Dahl requería:

(1)    cargos públicos electos, (2) elecciones libres, imparciales y frecuentes, (3) libertad de expresión, (4) fuentes alternativas de información, (5) autonomía de las asociaciones y (6) ciudadanía inclusiva.

Robert Dahl citaba como ejemplos las dos Coreas, Yemen y Yemen del Sur, Alemania Oriental, Polonia, la República Árabe Unida y Haití. Actualizando estos ejemplos todavía podrían tener vigencia los de Yemen (que, tras la unificación de 1990, cuenta con algo más de veinte millones de habitantes con casi un 100 por 100 de población árabe y musulmana y que, en la práctica, sigue gobernado por un partido único) o Haití (con una población cercana a los nueve millones de habitantes, notablemente homogénea étnica y lingüísticamente, y que hasta las elecciones de 2006, tuteladas por la ONU, ha sido gobernada despóticamente).

 En efecto, en 1998 publica On Democracy, en la que si bien afirma que su dilema puede afrontarse y que «el desafío no consiste en detener el despliegue de la internacionalización —algo que resulta imposible—, sino en democratizar las organizaciones internacionales»  y que, para conseguirlo, «probablemente habría de desarrollarse algún tipo de identidad común, equivalente a la que existe en los países democráticos», al mismo tiempo califica la primera afirmación de «excesivamente optimista» y la segunda de «altamente improbable». Entre nosotros y en referencia al dilema de DaHl,  tenemos que hacer hincapié en   la relación necesaria entre democracia y soberanía y  nos mostramos  bastante escépticos respecto a la posibilidad de mantener esa relación en un nivel global.

Otros autores afirman, por el contrario, la posibilidad de democratizar las instituciones internacionales, incluso como un marco más apto para alcanzar la libertad, autores como J. Bohman.  David Held es, entre todos, el que con mayor definición ha diseñado un orden democrático cosmopolita y ha defendido la posibilidad de transitar desde el actual orden internacional, definido por la Carta de las Naciones Unidas, hacia ese orden ideal. Debemos sostener a pesar de todo y quizás en contra de  algunos sesudos pensadores, con mayor rotundidad todavía si cave, que «la democracia global   es posible y quizás deseable  y, además, que acabará siendo una realidad, no a la vuelta de unos lustros, sino mas bien  a la vuelta  de varios siglos. Por ahora debemos ocuparnos de la Democracia real  ya, de la que nos compete como ciudadanos del mundo y observando y respetando los tratados internacionales que no vulneren  las democracias y menos aun los derechos Humanos.

Carlos Herrera Rozo.


jueves, 15 de noviembre de 2012


La lucha por la libertad

Columnista Carlos Herrera Rozo.
"La guerra es un medio natural y justo para someter a quienes,
nacidos para ser mandados, se niegan a someterse" 

Aristóteles de Estagira
El 4 de enero se cumplieron cincuenta años de la trágica desaparición de Albert Camus en un lamentable accidente de tránsito. Recordarlo es a la vez traer a la memoria la atemporalidad de su obra, su compromiso social, su filosofía, su afirmación humanística de la vida y el augurio del renacimiento del hombre en un mundo donde la paz, la justicia social y un gobierno universal. Se levantarían sobre las ruinas y desolación que mentes criminales han ido dejando a lo largo de la historia, sus palabras golpean el yunque donde se atenaza la libertad del hombre, escuchémosle: “A la mujer que ha sido esterilizada por los SS, al hombre a quien han obligado a acostarse con su hermana, a la madre que apretaba contra su pecho al hijo mientras le golpeaban la cabeza, a la mujer a quien han obligado a presenciar la ejecución de su marido, a los que han logrado escapar de los hornos de gas y a todos los que han estado temblando día tras día durante largos años, a quienes no encuentran casa en ninguna parte y a quienes se les ha hablado de una tierra de promisión cubierta de lagos y naranjos donde nadie les escupirá la cara, y a todos esos se les ha golpeado porque los asuntos de nuestros genios políticos estaban arreglados de tal manera que no había medio de no golpearles. Y todo ello en medio de un gran silencio o del charlatanismo farisaico de quienes detentan el poder. En suma que han ajusticiado a Cristo efectivamente y lo siguen zahiriendo, y ese es el resumen de la historia universal”.

Albert CamusCamus nos invita a la rebelión: Me rebelo luego existo, resistir es la consigna, pero no resistir de cualquier forma y manera sino enfrentándose al legítimo contradictor.¿Qué es la rebelión para Camus? Es el hombre que dice “No”. Pero si niega no renuncia; es también un hombre que dice “Si”, desde su primer movimiento. Es el hombre sometido, el esclavo que en un momento determinado de su vida juzga inaceptable seguir recibiendo ordenes que coarten su libertad y sus sentimientos. Es una toma de conciencia sobre su propia realidad y el mundo que le rodea. Es aprender a no callar y expresar a voz en cuello que no aceptara bajo ningún concepto el sometimiento y la degradación.

La rebelión para Albert Camus no es una relación a un ideal, a una idea, a un concepto abstracto, se refiere a algo más cercano: “Se exige que sea considerado lo que, en el hombre, no puede reducirse a la idea, esa parte cálida que no puede servir para ninguna otra cosa que para existir”. El mismo Camus nos cuenta que, en Cumbres Borrascosas, Hesthcliff prefiere su amor a Dios y pide el infierno para estar reunido con la que ama, no es solamente su juventud humillada la que habla sino la experiencia ardiente de toda su vida siempre sometida. La rebeldía es una pulsión positiva puesto que revela lo que en el hombre hay que defender siempre.

Hoy más que nunca la vigencia de Camus no se agota. Vivimos un final y un comienzo de siglo signados por el “Miedo” y el “Terror”. El siglo XX corto termino, como afirma Hobsbawm, con una guerra, exactamente como comenzó, con la catástrofe de la primera guerra mundial. Y detrás de las guerras los señores de la guerra el miedo y el terror. Lo que más nos sorprende de este siglo que comienza, no para mí ni para los que son mis contemporáneos, es que las nuevas generaciones de ciudadanos están privadas de porvenir muy a pesar de los avances científicos y técnicos, y, a veces, también por ellos. La vida para que tenga un sentido tiene y debe tener una proyección valedera: La juventud, los recién egresados de las universidades, tienen el futuro cerrado. Sus conocimientos, el estar altamente preparados, no les ha valido de nada, se han encontrado frente al muro de unos políticos venales y una patronal codiciosa y voraz que les cierran el paso a sus dignas aspiraciones. La Gente Joven tiene que pensar, yo la invito a ello, que solo la palabra, el grito muchas veces, la organización y la protesta, la exigencia de los derechos y libertades podrán romper los muros. El silencio, la protesta pasiva, solo es la aceptación del sometimiento y, el partido de futbol, el circo donde desfogar las frustraciones.

Entre el miedo general que nos inculcan: miedo al terror, miedo a la muerte, miedo al vecino, miedo a las ideologías, miedo a quien piensa diferente, miedo al color de la piel, miedo al que tiene un Dios diferente al nuestro, miedo al extranjero, sin comprender que a lo que ciertamente debemos tener miedo es al pensamiento único, a los que se creen dueños de la razón absoluta, a las mentalidades mesiánicas donde siempre se engendra la tiranía. El hombre que siempre ha deseado la convivencia amable, el diálogo, la dialéctica en la discusión ideológica, el pragmatismo en las decisiones políticas, la amistad con sus congéneres, el silencio impuesto por la censura, el sometimiento a la disciplina de partido, la injusticia social y el amordazamiento intelectual le cercenan, no solamente las posibilidades de una vida digna y un mundo mejor, sino que le condenan a morir en vida: a la esclavitud moral, el mayor crimen que pueda cometerse, al considerar la vida humana como algo fútil y despreciable.

Estas pocas letras quieren exaltar la memoria de Albert Camus e invitar especialmente a los jóvenes a leer “La peste”, “El Hombre Rebelde”, “El Extranjero”, “El Mito de Sísifo”, “El Exilio y el Reino” etc. Etc. Y comprender a través de estos textos que a pesar de haber transcurrido más de cincuenta años desde su publicación es muy poco o nada lo que ha cambiado para el hombre desde el punto de vista de sus libertades y la justicia social. Parafraseando a Eduardo Galeano tenemos que afirmar que, El siglo XX se inicio con la primera guerra mundial. A mediados del siglo XX ocurrió la segunda guerra mundial. Pero esta guerra mortal para los ciudadanos del mundo no ha sido tan mortal para los dueños del mundo. A finales del siglo XX y a principios del siglo XXI las guerras son incontables. Caricatura de Albert CamusLas guerras multiplican el miedo y el terror, y el miedo convierte la injusticia en fatalidad y destino; las guerras multiplican la pobreza, y la pobreza termina ofreciendo brazos que trabajan por poco o por nada ; las guerras expulsan a los campesinos de sus tierras, y las tierras terminan siendo vendidas por poco o por nada; la guerra enriquece a los fabricantes de armas, a los expoliadores de las riquezas naturales y a los apátridas que se venden por un plato de lentejas; en la guerra las familias pobres ponen los muertos y los ricos los bolsillos; la guerra asesina a los que denuncian la guerra y las causas de la guerra, convirtiendo la guerra en necesaria e inexplicable. El mejor ejemplo lo tenemos en las guerras genocidas de Ruanda e Irak, en las guerras larvadas de Colombia, Sudan, Etiopia, Afganistán, Palestina, Nigeria, El Congo etc., etc.: El mejor ejemplo de los amos de la guerra son George Bush, Tony Blair y José María Aznar, los tres de las Azores.

Hay una relación entre democracia, conflictos armados y paz. En las sociedades donde rigen las libertades públicas, los derechos humanos y los derechos civiles, existen más posibilidades de que los conflictos se resuelvan sin el uso de la violencia.

PARA REFLEXIONAR

De todos los enemigos de las libertades públicas, la guerra es quizá el más temible, porque contiene y desarrolla el germen de todos los demás. Como padre de los ejércitos, la guerra fomenta las deudas y los impuestos, que son los instrumentos conocidos para someter a la mayoría a la dominación de unos pocos. En la guerra se amplía asimismo el poder discrecional del ejecutivo (...) y todos los medios de seducir a las mentes se suman a las formas de sojuzgar la fuerza del pueblo...
                                                                                                                               jAMES MADISON


La corrupción política y administrativa una consecuencia más del sistema neo-capitalista vigente

Columnista Carlos Herrera Rozo.
Corrupción política y administrativaLa corrupción política y administrativa, no es como suele creerse, una manifestación de algunas personas o grupos de desaprensivos sino el reflejo del orden capitalista actual representada en los sectores económicos y financieros, que hacen su agosto en las actividades financieras paralelas, es decir, la economía ilícita y la economía delictiva, practicadas, sin reservas, por los grupos de poder sean estos criminales o, en su defecto, de cuello blanco. Donde con más fuerza ha demostrado su influencia la primera, es en el fraude y la evasión fiscal, últimamente puestos a descubierto, con la colaboración, a regaña dientes, de los paraísos fiscales; La segunda, la criminal, abarca un amplio espectro, que va desde los más bajos fondos del crimen hasta las más elevadas esferas de guante blanco.

La compleja ingeniería financiera y contable, la libertad total de las empresas multinacionales y capitales financieros para el intercambio de bienes, servicios y movilización de capitales; el control, cada vez más acusado, del gasto público; la desreglamentación de la vida económica y privatización generalizada de las empresas públicas han generado toda clase de irregularidades ilícitas, públicas y privadas, con que nos encontramos los ciudadanos diariamente en los medios de comunicación. Escándalos que sonrojan a propios y extraños menos a sus autores que se sienten arropados por el Estado que tiene la capacidad de enunciar la norma, pero también de transgredirla. Las denuncias impuestas al respecto por los organismos internacionales: el Banco Mundial, el FMI, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la ONU no han tenido la repercusión esperada en los medios de comunicación, ni la intervención judicial respectiva, ni las medidas administrativas y gubernamentales que impidan los desmanes. No quiere ello decir que no se hayan sancionado algunos de estos delitos y que sus responsables no estén en la cárcel, lo que quiero afirmar es que se siguen cometiendo sin que se tomen las medidas conducentes para impedirlo.

No es extraño, por ello, encontrarnos, en nuestro propio terruño, con la corrupción en el manejo de las arcas públicas. Los escándalos se multiplican y la actitud de los responsables políticos de los partidos son un claro ejemplo de lo que se expone en esta nota. Corrupción de la justiciaLos dirigentes, de algunas empresas saquearon las arcas públicas y ahora ninguno de sus superiores jerárquicos los conoce ni se hacen responsables de lo que ha ocurrido. Otros se dedicaron a la violación de los derechos humanos. El mejor ejemplo de estas atrocidades lo tenemos en el gobierno anterior. EL SEÑOR URIBE, entonces Presidente del Gobierno, AUN NO SE DA POR ENTERADO y no le ofrece a la ciudadanía una explicación satisfactoria de sus actos ni la de sus funcionarios inmediatos. Todos deben responder políticamente por sus acciones y no afirmar de forma irresponsable “que no han hecho nada”, ofendiendo con su actitud a todos los colombianos que creyeron en ellos de buena fe.

Quiero creer que la deshonestidad de algunos no puede ensuciar a la mayoría de los miembros de un Partido político. Pero también debe quedar claro que el silencio de los responsables políticos los convierte en cómplices por acción o por omisión. ¡La impunidad es hija del olvido!... Y no estamos dispuestos a olvidar. Todos los seres humanos tenemos una debilidad que nos hace vulnerables, un punto débil. Esa debilidad suele ser una necesidad incontrolable, o un placer secreto, o una emoción que nos supera. Sea como fuere, una vez que ha sido encontrada, quien lo hace, la explota sin medida en su propio beneficio, llevando a quien la padece a los más oscuros extremos de la criminalidad y la demencia...

Motivos de reflexión

Columnista Carlos Herrera Rozo
No más violencia ni lluvia de balas (perdidas)Se afirma, por unos y por otros, que vivimos en un mundo de cambios rápidos y violentos, que la violencia y la falta de reflexión se apoderan del entorno, que somos cada día menos dialogantes y que nos adherimos a ciertas ideologías sin pasar sus principios por un análisis crítico que nos permita un cierto equilibrio entre lo que somos y lo que queremos ser. La peor violencia, aparte de cualquiera otra interpretación sociológica o política, es la ignorancia y ella, querámoslo o no, proviene del sistema, está en el interior mismo del establecimiento. Al parecer, dentro del grupo social en que vivimos hay gentes para las que la equidad tiene la forma y adquiere el valor de una perplejidad constante y paralizante, gentes cuyo mezquino espíritu procuran por todos los medios mantener en la ignorancia a las mayorías para poder someterlas y con ello, engrosar cada día más sus carteras... Es esta violencia soterrada la que nos preocupa y el motivo de esta reflexión.

Vemos todos los días a abuelos adictos a las traga perras, a jóvenes y viejos fanáticos del futbol, a jóvenes sumergidos en internet, adolescentes suicidas, depresivos, yanquis, alcohólicos, marginales de todo tipo provenientes de los más diversos estratos de la sociedad expulsados al borde de la destrucción. En las consultas de las clínicas psiquiátricas vemos como cada día, con mayor frecuencia, se acercan jóvenes y viejos adictos a internet, a las maquinas tragaperras, a los teléfonos celulares, al porno virtual, al sexo, a las drogas legales o no, a la televisión, a los juegos de roll etc., etc.

¿Por qué ocurre rodo esto?

Porque la cultura oficial prefiere ser laxa, poco problemática, pacífica y contemplativa. Una cultura que no profundice demasiado en nuestras miserias o, que como ocurre con frecuencia, las oculte para no mostrarle al mundo, ni a sí mismos, el sinsentido de varias generaciones de ciudadanos, de gentes jóvenes, que ven como la ilusión de un mundo mejor se desvanece en los despachos de banqueros, multinacionales y tiburones financieros bajo la mirada cómplice de políticos aviesos, pero también de los ciudadanos que permiten la corrupción, mientras pregonan valores que jamás practican.

El mundo en que nos ha tocado vivir, ese mundo levantado bajo los principios de justicia, igualdad, solidaridad y fraternidad se ha convertido a fuerza de engaños y zalemas en una trampa en la que las nuevas generaciones naufragan, se sienten perdidos, como si atravesaran un inmenso desierto donde el avistamiento de un oasis es un monumental espejismo. El panorama no puede ser más desolador: enfermedades mentales, masacres y genocidios, millares de trabajadores sin empleo, cientos de miles de jóvenes deambulando sin destino cierto y ,como telón de fondo, un capitalismo hambriento pregonando nuevas medidas de conformidad con sus cicateros intereses, apoyados por los sectores políticos más retardatarios incrustados en la sociedad. Se trata de quitarle a los trabajadores las conquistas laborales conseguidas en años y años de luchas sindicales, de empobrecer aun más si se puede a la gran masa ciudadana y mantenerla en la ignorancia, de seguir atracando el dinero de los impuestos para hinchar los bolsillos de políticos desaprensivos, de los bancos y de los grandes consorcios económicos.

A estas gentes ya no les basta con las grandes fortunas que han amasado a costa de la miseria de los millones de ciudadanos que han explotado. Ahora quieren más, toda vía más: quieren el dinero público. Por ello los ciudadanos conscientes de sus derechos, deberes y obligaciones no podemos bajar la guardia, no podemos dejarnos engañar por quienes desde la tribuna pública hablan con ambigüedades, ocultándose detrás de las palabras, mintiendo sobre lo que piensan hacer si el favor de los ciudadanos, a los que piensan explotar, los favorece en las urnas.

El voto, nuestro voto, debe ser para aquellos que defiendan, sin más, nuestras conquistas laborales, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad de las mujeres para decidir si quedan o no embarazadas, la educación para todos, la salud para todos, en síntesis, un país ás equilibrado donde todos los ciudadanos sean vistos como iguales, donde no haya ciudadanos de primera y de tercera y donde las nuevas generaciones de ciudadanos tengan un futuro cierto. Pero todo esto requiere una conciencia crítica, no tragar piedras de molino y estar permanentemente alertas para que no seamos asaltados en nuestra buena fe. Albert Camus afirmaba:“algunas veces pienso en lo que los historiadores del futuro dirán de nosotros. Una sola frase será suficiente para definir al hombre moderno: fornicaba y leía periódicos”. Mañana ¿qué dirán de nosotros?...


La condición humana

Columnista Carlos Herrera Rozo
Hace días… ¡Que digo! ¡Meses! Unos por vacaciones y otros por infaustos sucesos que no viene a cuento dilucidar aquí y no pocos por la superchería de las nuevas tecnologías, suspendí la publicación de los artículos que le prometí a Estudiantes de Doxa, y a Cien Libros y Una Frase. Superados los contratiempos vuelvo a emprender la misión con el ánimo dispuesto. Pido en consecuencia excusas por mi falta de entusiasmo y quizás por mi poco respeto con la labor que me prometí. Hoy al reiniciar estas sucintas críticas literarias y divagaciones diversas debo recordar al amable lector y, a mí mismo, los versos de Emily Dickinson:
Anduve de tabla en tabla
Con paso lento y prudente.
Sentía en derredor las estrellas,
En torno a mis pies el mar.
Sabía que quizás la siguiente
Fuera la pisada final.
Y anduve con ese precario paso
Que algunos llaman experiencia.
André MalrauxTodos, hombres y mujeres, caminamos por senderos diferentes y, a pesar de la disciplina que se nos aplique, siempre nuestro sendero será individual, es lo irónico de la vida, es la diferencia la que nos iguala y la que hace posible lo sublime. Cuando comenzamos a rondar la setentena nos apetece poco mentir, leer mal o vivir mal así como escribir mal aunque pocas veces conseguimos escribir bien. En fin, permítaseme esta disculpa a modo de sucinto prolegómeno al reinicio de la labor que deje desangelada.

Frases de André Malraux
“Todos sufren- pensó- , y cada uno sufre porque piensa. En el fondo, el espíritu del hombre no piensa más que en lo eterno, y la conciencia de la vida no puede ser más que angustia”.

“Se necesitan nueve meses para hacer un hombre, y un solo día para matarlo”.

“Abandono y silencio. Cargadas con todos los ruidos de la mayor ciudad de China, las ondas zumbadoras se perdían allí, como en el fondo de un pozo, los sonidos procedentes de las profundidades de la tierra”.

“El mundo es como los caracteres de nuestra escritura. Lo que el signo es a la flor, la flor misma lo es a alguna cosa. Todo es signo. Ir del signo a la cosa significada es profundizar el mundo, es ir hacia Dios”.

“La función de la inteligencia no consiste en prescindir de las cosas. La inteligencia es la posesión de los medios para dominar a las cosas o a los hombres”.

“Soy también ese cuerpo que usted quiera que sea solamente. Su presencia me aproxima a mi cuerpo con disgusto, como la primavera me aproxima a él con júbilo”.

“El maestro dice que si supiera que va a morir, cree que pintaría mejor, pero no de otro modo”.

“Siempre había pensado que es bueno para uno morir de su muerte, de una muerte que se asemeje a su vida. Y que morir es pasividad, pero matarse es acción”.

“Avanzaban en silencio entre los muros, que el cielo amarillento y cargado de bruma tornaba pálidos, en una soledad miserable, acribillada de detritus y de hilos telegráficos”.

“La vida futura vibraba tras todo aquel silencio”.

“En el camino de la venganza se encuentra la vida”.

“Aunque haya vivido dos horas como un hombre rico, la riqueza no existe… Entonces la pobreza no existe tampoco. Que es lo esencial. Nada existe: todo es un sueño”.

“Cuantos más heridos hay, cuanto más se aproxima la insurrección, más se copula”.

“Su gesto y la expresión violenta de su rostro se compaginaban mal con aquella indiferencia. Ella lo contemplaba, extenuada, con los pómulos acentuados por la luz vertical. También él contemplaba sus ojos sin mirada, sumidos en la sombra, y no decía nada”.

“La tarde de la guerra se perdía en la noche. Al ras del suelo se encendían las luces, y el río invisible llamaba hacia sí como siempre, la poca vida que quedaba en la ciudad”.

“Entregarse, para una mujer, y poseer, para un hombre, son los dos únicos medios de que los seres puedan comprenderlo todo, sea lo que sea”.
La Condición Humana
Para defender al hombre hay que maltratar al hombre. Este no es un dilema sino una dura realidad, la democracia no es suficiente defensa a los derechos personalísimos y los totalitarismos se aplican sin reatos de conciencia en conseguir la uniformidad. El ser humano se debate en su propia humanidad: Somos generosos y monstruosos, prepotentes e impotentes, magníficos y ridículos, racionales e irracionales, nos agitamos en vano tratando de darle un sentido a la vida y a la muerte, no solo a la nuestra sino a la de los demás, de forma especial a la de nuestros amigos y camaradas. La Condición Humana es una novela, es más que una novela de aventuras, es una novela comprometida, de denuncia, del idealismo desengañado, es decir, una novela del siglo XXI en el que todos los valores se han tambaleado sin encontrar un sitio ni asidero. Citemos como ejemplo las últimas palabras del final del libro: “Todos sufren –pensó-, y cada uno sufre porque piensa. En el fondo, el espíritu del hombre no piensa más que en lo eterno, y la conciencia de la vida no puede ser más que angustia. No hay que pensar la vida con la imaginación sino con el opio”. André Malraux se implico en la guerra de España y luego en la resistencia Francesa y afirmaba que, “es el arte el que fija mis citas con la historia…”

Si queremos ironizar un poco, sobre la obra de Malraux, tendríamos que afirmar que por muy trágica que resulte la condición humana jamás será aburrida, siempre veremos la botella medio llena…

André Malraux
Entre la realidad y la ficción, aventurero, mitómano, político, ensayista y, ante todo, novelista, André Malraux (1901-1976) supo crearse para sí mismo un personaje digno de sus libros. Malraux creó una perfecta comunión entre el escritor y su obra, comunión que va más allá de las palabras y las convierte únicamente en destellos de una verdad más pura. Este intelectual francés, no se contento con vivir intensamente y con participar en los principales acontecimientos de su tiempo, ni estuvo nunca satisfecho de haber escrito un buen puñado de obras maestras, algunas de las cuales figuran sin lugar a dudas entre las mejores del siglo, se entregó a lo largo de toda su vida a la empresa de alimentar su propia leyenda: construyo un personaje capaz de recoger en sí la convulsión y agitación de toda una época. Ni fue el primero en proponerse tal cometido, ni desde luego fue el último, en pretender introducir la ficción en la realidad y firmar la historia entera con su propio nombre; vanidad o genialidad, lo cierto es que a tal obstinación debemos la existencia de una de las figuras más fascinantes y sugerentes del S.XX.