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martes, 17 de junio de 2014

REFLEXIÓN SOBRE LA PAZ.

Hubiera querido tener una mayor participación en la elección del candidato a la presidencia de la república pero no siempre las cosas salen como uno desea. Comenzare por felicitar a todos los ciudadanos que votaron por la PAZ, e invitar a todos los que votaron por la GUERRA a reflexionar sobre la PAZ y el futuro de las nuevas generaciones de COLOMBIANOS. Se que quienes tuvimos la desgracia de nacer dentro del conflicto somos mas conscientes de los daños padecidos, del lastre que nos impide avanzar y, por lo mismo, de la inminente necesidad de llegar a acuerdos de PAZ que garanticen la libre convivencia.

Los pueblos Democráticos,sin excepción, cuando firmaron el contrato social lo hicieron conscientes de que sin el la libre convivencia devendría imposible. Es por ello que, la PAZ, es el mayor bien dentro de las democracias representativas, y que, sien el, todas las demás normas legales y los bienes que de ellas se desprendan desaparecerán o dejan de tener sentido practico toda vez que no podrán aplicarse en plenitud ni disfrutarse sin temor. Es por ello que, este preciado bien, la consecución de la PAZ,es una tarea que no solamente obliga al Ejecutivo y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado,sino a todos los ciudadanos en su conjunto. porque todos somos los titulares del deber de reconciliación entre hermanos en el convencimiento de que la relación de fuerzas sea sustituido por relaciones de colaboración y entendimiento con la vista puesta en el bien común.

De todo lo anterior se desprende que no puede haber PAZ verdadera sin JUSTICIA SOCIAL. Si queremos acabar con el conflicto tenemos la necesidad ineludible de reestructurar el estado y por consiguiente la política, con mayúsculas, sin revanchismos que hagan fracasar los mas sinceros propósitos. Si no lo hacemos así solo alcanzaremos paces de componenda, como todas las ya firmadas, en las que absurdamente se reconoce una porción de PAZ O DE JUSTICIA SOCIAL que no se corresponde con los intereses ciudadanos ni da soluciones claras a los grupos en conflicto sino que hace caso a intereses espurios mas preocupados por sus privilegios que por los intereses de la nación. La PAZ conseguida de esta forma ni es justa ni, por lo mismo, equitativa, es una PAZ impuesta por el mas fuerte.

Si no cambiamos nuestra manera de pensar, si no somos capaces de ver al otro como nuestro legitimo contradictor con los mismos derechos, deberes y obligaciones dentro del marco constitucional vigente, no lograremos otra cosa que anestesiar las INJUSTICIAS SOCIALES con un pacifismo ramplón donde se vayan amontonando unas encima de otras nuevas querellas y demandas por el incumplimiento de la JUSTICIA hasta que, como siempre ha ocurrido, en nuestra patria verde y herida, la falsa paz establecida sea una montaña de injusticias que vuelva a reventar en mil llagas purulentas. Tienen que entender tanto los gobernantes como los gobernados que la PAZ no es la ausencia de GUERRA, ni un equilibrio entre fuerzas adversas, sino la búsqueda de un ORDENAMIENTO LEGAL BASADO EN LA JUSTICIA SOCIAL que exige darle a cada cual lo que se merece: Castigo, dentro de la ley, al criminal, resarcimiento de las victimas y garantía de que la INJUSTICIA no podrá seguir reinando para los desaprensivos en el uso de la fuerza para garantizar sus privilegios.

Invito a todos los Colombianos, especialmente a las gentes jóvenes, a releerse la historia de los últimos setenta y cinco años del país para, con ello, tener una mejor perspectiva de lo que ha ocurrido y de la urgente necesidad de llegar no a una Pax Romana simo a una PAZ pactada por todas las fuerzas vivas de la nación con el animo siempre dispuesto al buen entendimiento entre las partes por el bien común y por una JUSTICIA SOCIAL SIN FISURAS NI REVANCHISMOS.

Citare un par de ejemplos para hacer mas comprensible esta disertación sobre la PAZ:


Terminada la segunda Guerra Mundial, la sociedad de naciones se volcó en construir un nuevo orden mundial que preservara a las generaciones venideras de la tortura de la guerra instituyendo la norma del recurso a la fuerza solo en el caso excepcional de la legitima defensa y las medidas de mantener la PAZ apelando siempre al Consejo de Seguridad. Lamentablemente las supuestas “garantías” que se exigían pendían mas, y así sigue ocurriendo, de los intereses de las potencias que se sientan en el Consejo antes que proteger el bien común. Las Grandes Potencias se han dedicado por entero a proteger sus intereses geo-estrategicos y económicos sustentados en sus principios “democráticos” inicuos a costa de la ruina de generaciones enteras y del fracaso de las naciones que padecen sus decisiones: La reciente guerra contra IRAK promovida por el grupo de las AZORES, George W. Buhs, Tony Blair y Jose María Aznar es un claro ejemplo de este proceder, pero también el mantenimiento de guerras intestinas como ha ocurrido en RUANDA, Afganistán, Israel y Palestina, Nigeria, República Centro Africana, Colombia, República del Congo, Somalía, Sudan, etc,etc. todos estos países sujetos al expolio continuado de sus recursos naturales y, para conseguirlo, manteniendo por medio de la guerra, su fragilidad interna.

Carlos Herrrera Rozo.


lunes, 16 de junio de 2014

REFLEXIÓN SOBRE LA PAZ.

Hubiera querido tener una mayor participación en la elección del candidato a la presidencia de la república pero no siempre las cosas salen como uno desea. Comenzare por felicitar a todos los ciudadanos que votaron por la PAZ, e invitar a todos los que votaron por la GUERRA a reflexionar sobre la PAZ y el futuro de las nuevas generaciones de COLOMBIANOS. Se que quienes tuvimos la desgracia de nacer dentro del conflicto somos mas conscientes de los daños padecidos, del lastre que nos impide avanzar y, por lo mismo, de la inminente necesidad de llegar a acuerdos de PAZ que garanticen la libre convivencia.

Los pueblos Democráticos,sin excepción, cuando firmaron el contrato social lo hicieron conscientes de que sin el la libre convivencia devendría imposible. Es por ello que, la PAZ, es el mayor bien dentro de las democracias representativas, y que, sien el, todas las demás normas legales y los bienes que de ellas se desprendan desaparecerán o dejan de tener sentido practico toda vez que no podrán aplicarse en plenitud ni disfrutarse sin temor. Es por ello que, este preciado bien, la consecución de la PAZ,es una tarea que no solamente obliga al Ejecutivo y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado,sino a todos los ciudadanos en su conjunto. porque todos somos los titulares del deber de reconciliación entre hermanos en el convencimiento de que la relación de fuerzas sea sustituido por relaciones de colaboración y entendimiento con la vista puesta en el bien común.

De todo lo anterior se desprende que no puede haber PAZ verdadera sin JUSTICIA SOCIAL. Si queremos acabar con el conflicto tenemos la necesidad ineludible de reestructurar el estado y por consiguiente la política, con mayúsculas, sin revanchismos que hagan fracasar los mas sinceros propósitos. Si no lo hacemos así solo alcanzaremos paces de componenda, como todas las ya firmadas, en las que absurdamente se reconoce una porción de PAZ O DE JUSTICIA SOCIAL que no se corresponde con los intereses ciudadanos ni da soluciones claras a los grupos en conflicto sino que hace caso a intereses espurios mas preocupados por sus privilegios que por los intereses de la nación. La PAZ conseguida de esta forma ni es justa ni, por lo mismo, equitativa, es una PAZ impuesta por el mas fuerte.

Si no cambiamos nuestra manera de pensar, si no somos capaces de ver al otro como nuestro legitimo contradictor con los mismos derechos, deberes y obligaciones dentro del marco constitucional vigente, no lograremos otra cosa que anestesiar las INJUSTICIAS SOCIALES con un pacifismo ramplón donde se vayan amontonando unas encima de otras nuevas querellas y demandas por el incumplimiento de la JUSTICIA hasta que, como siempre ha ocurrido, en nuestra patria verde y herida, la falsa paz establecida sea una montaña de injusticias que vuelva a reventar en mil llagas purulentas. Tienen que entender tanto los gobernantes como los gobernados que la PAZ no es la ausencia de GUERRA, ni un equilibrio entre fuerzas adversas, sino la búsqueda de un ORDENAMIENTO LEGAL BASADO EN LA JUSTICIA SOCIAL que exige darle a cada cual lo que se merece: Castigo, dentro de la ley, al criminal, resarcimiento de las victimas y garantía de que la INJUSTICIA no podrá seguir reinando para los desaprensivos en el uso de la fuerza para garantizar sus privilegios.

Invito a todos los Colombianos, especialmente a las gentes jóvenes, a releerse la historia de los últimos setenta y cinco años del país para, con ello, tener una mejor perspectiva de lo que ha ocurrido y de la urgente necesidad de llegar no a una Pax Romana simo a una PAZ pactada por todas las fuerzas vivas de la nación con el animo siempre dispuesto al buen entendimiento entre las partes por el bien común y por una JUSTICIA SOCIAL SIN FISURAS NI REVANCHISMOS.



viernes, 28 de febrero de 2014



LIBERALISMO Y SEGURIDAD DEMOCRÁTICA

La seguridad  democrática se incluye entre esas palabras cajón de sastre a las cuales ya casi nadie  prestamos atención puesto que nos son familiares y, por lo mismo, a veces, demasiado extrañas, tan acostumbrados  estamos  a  la  represión. Erigida en prioridad política desde hace unos cuarenta años, esta nueva denominación del mantenimiento del orden a menudo cambia de pretexto (LA SUVBERSION  POLÍTICA, EL “TERRORISMO”, EL COMUNISMO, LA  IZQUIERDA , LA CRIMINALIDAD COMUN, EL PARAMILITARISMO,  ETC,ETC...), pero conserva su propósito: controlar a las poblaciones e impedir  su  libre  y  normal  desarrollo  de conformidad  con EL PACTO SOCIAL  QUE  SE  HA  DADO PARA  VIVIR  EN CONVIVENCIA..  Para comprender y desbaratar la razón de la seguridad  del  estado, hay que entender su origen y remontarse a finales del siglo XVIII…y siguientes…
Fue George Washington, protestante convencido que dispuso que en su losa funeraria se reprodujera Juan 11:25-26, el que afirmó que “la verdadera religión proporciona al gobierno su más seguro apoyo”. 


Samuel Adams, uno de los principales provocadores del movimiento de independencia con sus The Rights of Colonists as Subjects  (Los Justos Derechos  de los Colonos de su Majestad) (1772) no sólo vio con claridad que el poder tenía que estar dividido y separado a causa de la Caída sino que además indicó que los derechos de los americanos “pueden ser mejor entendidos leyendo y estudiando cuidadosamente las instituciones del Gran Legislador y la Cabeza de la Iglesia cristiana, que se encuentran claramente escritas y promulgadas en el Nuevo Testamento”.

“No se necesita una mayoría para prevalecer... sino más bien una minoría furiosa, incansable, deseoso de establecer brushfires (INCENDIOS) de la libertad en las mentes de los hombres”.
 .

Patrick Henry –que en una carta a su hija escrita en 1796 enfatizó que la religión era mucho más importante que la política– afirmó categóricamente: “los hombres malos no pueden ser buenos ciudadanos. Es imposible que una nación de infieles o idólatras sea una nación de hombres libres”.

 "Los caballeros pueden gritar Paz, Paz-- pero no hay paz ¡De hecho, la guerra ha empezado! ¡El próximo vendaval que venga del norte traerá a nuestros oídos el ruido de armas entrechocando! ¡Nuestros hermanos ya están en el campo! ¿por qué permanecer aquí inactivos? ¿Qué es lo que desean los caballeros? ¿Qué prefieren tener? ¿Es la vida tan preciada, o la paz tan dulce, como para que se compre al precio de cadenas y esclavitud? ¡No lo permitas, Dios Todopoderoso! No sé qué camino pueden tomar otros; pero en lo que respecta a mí, denme libertad o denme muerte".


Alexis de Tocqueville, el erudito liberal que estudió la democracia como pocos, pudo escribir de los Estados Unidos: “el modelo bíblico de “una ciudad en la colina” era el objetivo relevante de la acción política. Los predicadores puritanos pidieron el establecimiento de una “Santa comunidad” gobernada según los modelos derivados de los principios cristianos de moralidad y justicia”.

El comercio es el enemigo natural de todas las pasiones violentas; hace a los hombres independientes los unos de los otros y les da una alta idea de su importancia personal , que les lleva a querer gestionar sus propios asuntos y les enseña a tener éxito en ellos. Por lo tanto, los inclina a la libertad, pero poco a la revolución”.

Por añadidura, en no pocas ocasiones, la lucha por las libertades acabó reduciéndose a un enfrentamiento feroz entre un deseo de la iglesia católica de mantener privilegios frente al empuje de la masonería  y el comunismo que la veía como a una rival peligrosa, pero que tampoco aspiraba a la democracia sino a un gobierno en la sombra con ropajes democráticos, además de los  mezquinos  intereses  privados que  exigían, de  los  partidos  políticos, su  cuota en  el  reparto  del pastel del  estado.  El resultado de ese trasfondo fue lo mismo el Terror de la Revolución Francesa que desembocó en la dictadura de Napoleón que el proceso independentista de Hispanoamérica dirigido por una Logia masónica – la Logia Lautaro – a la que pertenecieron Bolívar o San Martín entre otros y en cuyas constituciones se indicaba taxativamente que no habría democracia tras la desaparición del poder colonial español sino un gobierno en la sombra sostenido, entre otras circunstancias, por un control de los medios de comunicación y de la  hacienda pública por los intereses privados. Entre esas concepciones y el espíritu de los puritanos media un abismo y no debería sorprendernos que los resultados hayan sido tan diferentes  a  lo  esperado.

La Doctrina de la Seguridad Nacional en Colombia  es un modelo político y militar, fruto de la guerra fría, diseñado por Estados Unidos para ser aplicado sobre América Latina con el fin de detener la consolidación del “comunismo” y los  movimientos  sociales progresistas en esta parte del globo después del triunfo de la Revolución Cubana hacia los años 60. Empero pese a la caída del muro de Berlín tal modelo ha sobrevivido en el sistema político colombiano a lo largo de su historia; cobrando especial vigencia bajo el signo de la Seguridad Democrática con el Presidente Alvaro Uribe  Velez, que  bien puede  dibujarse  en  el  siguiente  dialogo:


El Gobernador:

-Vuestro gobernador os saluda y se alegra de veros reunidos como de costumbre en estos lugares, en medio de las ocupaciones que constituyen la riqueza y la paz de Cádiz. No, decididamente nada ha cambiado, y eso es bueno. Los cambios me irritan, me gustan mis costumbres.

-Un hombre del pueblo:

-No, gobernador, nada ha cambiado en verdad, y nosotros los pobres podemos asegurártelo. Los fines de mes son bien apretados. Nos alimentamos de cebolla, pan y aceitunas, y estamos contentos de saber que otras gentes comen siempre el domingo puchero de gallina.

 Esta mañana ha habido ruido en la ciudad y por encima de la ciudad. En verdad, hemos tenido miedo. Hemos tenido miedo de que algo cambiara y que, de repente, los miserables se vieran obligados a alimentarse de chocolate. Pero gracias a tus cuidados, buen gobernador, se nos hizo saber que no ha ocurrido nada y que nuestros oídos habían oído mal. Otra vez nos sentimos seguros contigo

-El Gobernador:

-El gobernador se alegra mucho. Nada bueno hay en lo nuevo.

-Los alcaldes:

-¡Bien habló el gobernador! Nada bueno hay en lo nuevo. Nosotros, alcaldes, con la sabiduría que confieren los años, queremos creer que nuestros buenos pobres no han querido adoptar un aire irónico. La ironía es una virtud que destruye. Y un buen gobernador prefiere los vicios que construyen.

-El Gobernador:

-¡Durante la espera, que nadie se mueva! ¡Soy el rey de la inmovilidad!...-

Tomado de El Estado de Sitio, espectáculo en tres partes, Albert Camus, Alianza Editorial, Madrid 1972

Mirar detrás  de  las palabras para  saber lo  que  realmente  se  dice   es  una  costumbre poco  habitual entre  los  seres  humanos, sin terminar  de  comprender  que,  de  tarde  en tarde, las palabras cambian  su  contenido transformándose al mismo  ritmo  en  que  la  sociedad  cambia  de  modas, valores  y  costumbres. Por  ello  nos  es  tan  difícil  a veces  comprender  en  el  argot  político  lo  que   el  líder  de  turno   quiere  significar  en  su  discurso, tanto más  cuanto  que, lo  que  dice,  difiere  en lo  fundamental  de  lo que  piensa movido por  intereses  ajenos, por  su propio interés o por  desconocimiento, o conocimiento a medias, de los principios ideológicos  que defiende. Así. por  ejemplo, hablar  de  la palabra Democracia nos  remitiría  a  la  Grecia  de hace  2500 años y  a  su  iniciador  Clistenes quien  dio los primeros  pasos   dándole a sus “ciudadanos”  cierta  participación  en el manejo  de  la  COSA PUBLICA. Luego  pasamos por  los  criterios ideológicos  de   de Platón y Aristóteles, Maquiavelo y,  de  sobre salto  en  sobre salto, llegamos  a los  siglos XVIII Y XIX y  a los  nuevos  pensadores del Estado  como Locke, Hobbes, Voltaire, Rousseau, Hegel, kelsen, Marx y otros que, de  sus  lecturas deducimos las  diferencias  de criterio que  le  dan  contenido, según el  autor, a la  palabra  Democracia.

De la  misma  forma podemos  proceder   con el  vocablo LIBERAL, hoy  tan  en  boga  en  todas  las  gargantas, pero  cuya   comprensión, aun para  los  expertos , es cada  vez  más  difícil dado  a la  multiplicidad  de  matices que  se  le  ha  dado  a  su   significado. Realicemos  un pequeño recorrido por  esta  acepción a través del  tiempo:

A finales del Siglo XVIII los pensadores  de la Ilustración Stuart Mill, Adams Smith, John Locke, Hume, Voltaire y otros consiguen, con  sus  nuevas  teorías, que este  vocablo  cambie  su  naturaleza que  hasta  entonces estaba  orientado  a  significar   al  hombre que  era  de  espíritu  abierto, tolerante y amplio , en las  relaciones  con los demás,  sin ninguna  connotación política  ni religiosa. A partir  del Siglo XVIII  con  dicho  vocablo se  significo la  lucha  contra la  esclavitud, la  servidumbre y la  intervención del Estado  en los  asuntos privados, defendiendo la propiedad privada, la  competencia, el  libre comercio, el individualismo y  el rechazo a  los  dogmas  y  el  absolutismo. En el siglo XIX se entiende por liberal  al  libre pensador, laico, que  cree  en la  necesidad  de  la  separación de la Iglesia  y  el  estado, la  educación libre  que  permita al  hombre emanciparse del oscurantismo medieval  que  aun arrastra, la  eliminación legal  de  los  regímenes totalitarios que  permitan la  eliminación  de  los  enfrentamientos  civiles. El Liberal  se  convierte  en el  defensor  de  los  derechos  humanos y  de  la  democracia como  producto DE LA REVOLUCION FRANCESA  y las  nuevas  ideas  de los  enciclopedistas.

El siglo XX  se inicia con la  difusión de las ideas Marxistas y el  socialismo; los liberales influidos por los  más  radicales y los  economistas al servicio del poder  financiero desdibujan el sentido político del movimiento apartando  cada vez  más  al  estado de  sus  obligaciones  de  arbitro  entre  la  sociedad y  el  buen  desarrollo del  sistema económico y la  propiedad privada  sin perder de vista  el  interés  general. El liberalismo  deja  de  ser  la  vanguardia política al  compartir con los  conservadores la  defensa  del Capitalismo y  de  los  mercados alejados  del poder regulador  del Estado, en el  entendimiento, según su  criterio, de  que  los  mercados  por  si  solos ,  sin la intervención  estatal,  están  en  capacidad   de  regularse  a sí  mismos y de  equilibrar y repartir  la  riqueza  entre la sociedad quitándole al  fisco, vía  impuestos, la  justa  redistribución  del ingreso. La polarización  del sistema  comunista obliga a gran parte de sus  afiliados a la  creación del   socialismo democrático y a  tomar posiciones  centristas  más  acordes con  el interés de las  mayorías  sociales y a  convertirse, por  fuerza, en  el representante  de  los  intereses  populares. La  desnaturalización de las  doctrinas liberales, el apego  a tesis  económicas alejadas  de  su propia ideología para  ganar  votantes  dentro  de  las  grandes  fortunas, consiguieron crear  el  dogma inédito, hasta  entonces, de  que  el  liberalismo garantizaría la  libertad  de  mercados y la  resolución con ello  de   las  diferencias  sociales. Con tales  dogmatismos han  confundido  su  campo  de  acción  con  la derecha política e  inclusive  con  el  neo-fascismo a través  del  neo –liberalismo  defendido, por  unos  y por  otros, a  expensas  de ingentes  sacrificios  sociales. Hoy  es  tal  la  confusión  de  los  diferentes  roles  ideológicos   de  los  partidos políticos que Gobiernos  como  el  de Pinochet  en Chile, Margaret Thatcher en el Reino  Unido, Reagan en Estados Unidos, Santos en Colombia o Rajoy  en España  son liberales gracias  a  las privatizaciones  de  las  empresas públicas, a la  reducción  de los  derechos  laborales  de las clases  trabajadoras, al impulso  del individualismo y  de  la libertad  sin fronteras  de  los  grandes  capitales y grupos  financieros sacrificando, sin esperanzas, a los  que  menos  tienen y a  la oprimida clase  media. El liberalismo  que  debía  proteger a un amplio espectro  de  la población que por  principios ideológicos   compartía un denominador  común se plegó a los intereses. Económicos y abandono  los principios  sociales propios de su corpus programático. En algunos países desarrollados, con democracias  estables, socialistas, socialdemócratas, liberales y conservadores han establecido  consensos  que permiten  cierta estabilidad  política  e  institucional  que le  dan  equilibrio  a  las políticas  sociales  y económicas amenazado hoy  por  el  neo-liberalismo, el  neofascismo, grupos  de ultraderecha y comunistas  a ultranza que  aun  luchan por  mantenerse dentro  del espectro político contemporáneo. Es  verdad  que  el  comunismo ha desaparecido  como régimen político pero también es  cierto  que  las  causas  de  su  aparición, de su poder   de  conquista de la  conciencia  social  aun  sigue  vigente mientras  no  desaparezcan las  grandes  desigualdades  sociales  que  le dieron  origen  al  movimiento.

En América Latina la  estabilidad política sigue  siendo precaria, los  riesgos de regresión a épocas  oscuras siempre  están presentes, la  cultura democrática dentro  de  las  distintas clases  sociales es escasa, opaca y deformada; como ejemplos de  democracias asentadas en América Latina  podrían citarse  a  Uruguay y Costa Rica. Es  cierto  que  las  dictaduras  en  esta  parte  del  mundo  han  desaparecido pero perviven las  diferencias  sociales,  las  desigualdades económicas y  culturales dentro  de  los  diferentes  grupos  sociales  del continente haciendo  cada vez  más precaria la  estabilidad  política y  más  difícil  de  erradicar los  movimientos  subversivos y ciudadanos   que  exigen mayor participación política y un mayor  consenso  en las  decisiones   que  afectan   a  todos  los ciudadanos por igual sin que encuentren eco dentro  de  la  clase política  dominante. Al parecer la  clase política no ha  entendido, quizás debido  a  su presencia permanente generación tras generación en los puestos  de  comando, que  la  democracia para  serlo obedece  a  la  permanente  participación  ciudadana en las   grandes  decisiones  del Estado y no  solamente  en las  elecciones. Cuando los  gerifaltes  de la política  comprendan  que  el libre  disenso, la  libertad ideológica, social, cultural, económica y  la  justicia  social hacen  avanzar las  sociedades hacia  un mayor principio de  equidad  en la  riqueza,  en  derechos, en oportunidades y, por  consiguiente, en la  coexistencia pacífica con respeto al contrato social  no saldremos  del  subdesarrollo, del populismo, del clientelismo  y  de  los  conflictos  sociales  que  impiden  el  normal  desarrollo de  la  democracia y  de  la  sociedad.

En estas  últimas tres   décadas  el  desmantelamiento  del Estado ha  estado a  la  orden  del día. El neo liberalismo ha  impulsado  la  idea de  que  el Estado debe  reducirse  al máximo para  que  sea  eficiente permitiendo  que  los  grandes  grupos financieros multinacionales , industriales y comerciales tomen  el  control  de  la  economía, incluidos  los  servicios  públicos, con  el  argumento  de  que  los  mercados  se  regulan  solos permitiendo  una  mayor y mejor  distribución  de la  riqueza en un régimen  de  mercado libre, universal, para  darle  paso  a  las   compañías  multinacionales, en  donde, por  convenios  multilaterales que  rozan lo inconstitucional,  se proteja y se  respete la propiedad privada. Al  estado  solo le  quedara, de  continuar   con  este  proceso, el  ejercicio  de  la  fuerza, el orden público y  el establecimiento del orden legal ciego y cojitranco  toda  vez  que   la  salud  y  la  educación paulatinamente  han ido  pasando  a  manos  privadas. Este tipo de reformas sin consenso  social han producido más mal  que  bien polarizando la sociedad y los  partidos políticos tanto  de derechas  como  de  izquierdas prestándole  un flaco  favor  a  la  democracia y permitiendo, a  petición  de parte  interesada, que  los  gobiernos refuercen la  seguridad para  mantener  el orden publico  a  expensas de  los  derechos  personalísimos  de  los  ciudadanos, violando los  derechos  humanos y la  legalidad  vigente. Es prudente  recordar  aquí  a  Benjamin Franklin  quien  afirmaba:
“No es posible que nosotros hayamos pensado en someternos a un Gobierno que con el mayor desenfreno, salvajismo y crueldad ha quemado nuestras ciudades indefensas , excitado a los salvajes a asesinar a nuestros pacíficos labradores, a nuestro gobierno que aún ahora está trayendo mercenarios extranjeros para anegar en sangre a nuestros colonos. Estas atroces felonías han extinguido la última chispa de afecto por ese país pariente que tanto amamos en otro tiempo...”

Volviendo a la Seguridad Democrática vale tener presente,  según nos cuenta  Ryszard Kapuscinsky , que  en enero  de 1974  el general Abebe Beleta  se  detuvo en el Cuartel Gode durante una  visita  de inspección… Al día  siguiente  llego  al palacio de  el Emperador  de Etiopia:  el general había  sido arrestado por los  soldados, que le obligaban a comer lo mismo que ellos. Unos alimentos  en estado  de putrefacción que  algunos temen  que el general  enferme y muera. El Emperador  envió  una  patrulla  aerotransportada de su  guardia  personal. que  libero  al  general y  lo llevo  al  hospital. Esta historia  nos pone  al frente de la  realidad  que  hoy  vivimos  en muchos  lugares  del mundo donde por imposición y para  preservar intereses privados  el  Estado  endurece  las  normas  de  convivencia violentando la  legalidad constitucional  que  juro  defender. El neoliberalismo y la  Seguridad Democrática  se  han  emparentado  para impedir  el  acceso  de  los  ciudadanos al ejercicio pleno  de  sus  derechos  democráticos.

Luis Carlos Restrepo  antes  de  entrar  a formar parte  del  gobierno de Uribe como Alto Comisionado para la Paz escribió  en  su libro “Mas allá del Terror” Abordaje Cultural de la Violencia en Colombia  que, “La violencia en Colombia es un mecanismo para  la  conservación de prejuicios y jerarquías. La fragilidad  de  nuestra vida civil reside precisamente en la tentación de los  estadistas a inclinarse por la  represión y la  guerra cuando se sienten acorralados y confrontados. El líder aparece entonces investido  de una fuerza  sanadora  que le permite recurrir  a  la  violencia para “proteger la integridad del cuerpo social”. La negrilla  y el entrecomillado  es mío. Este  fragmento  nos  revela la  verdad  de la  Seguridad  Democrática, sin olvidar que  el New York Times dedico a la ley de Justicia y paz un editorial titulado : “Colombia Capitula ante la Mafia Terrorista”  en el  que  afirma que  debería  llamarse “la ley de la impunidad  para asesinos  en masa, terroristas y grandes narcotraficantes.

De todo lo anterior  se  deduce  que  en Colombia  la  violencia política ha  corrompido  a  la  democracia. Los  crímenes y las  amenazas de muerte determinan  quien  controla  el poder y la  riqueza, hechos  que  se  manifiestan  en la  estrecha  relación  entre  los  grupos paramilitares, los partidos políticos, las fuerzas y cuerpos  de seguridad  del estado, las  elites  económicas y  el  ingreso  al país gracias  a  convenios  multilaterales  de  las   compañías  multinacionales. 

Lo que  está  en juego  es  el  futuro  del país: si sus  instituciones  podrán librarse del control de  quienes  recurriendo al crimen organizado mantienen  el  ejercicio del poder. El tema  de  fondo  en Colombia, a  día  de  hoy, va  mas  allá de salvaguardar  el proceso  de paz, aunque  también, y  de poner   en  negro sobre blanco toda  la  verdad y  garantizar  la  justicia por las  atrocidades cometidas. Si lo  conseguimos habremos  salvado las instituciones  democráticas  alejando  el país y  a  las  nuevas  generaciones  de  ciudadanos  de la  violencia política, de la  corrupción generalizada y  del baño  de sangre  que  durante  tanto  tiempo hemos  padecido.

Carlos Herrera Rozo.