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miércoles, 16 de abril de 2008

A VUELO DE NEBLÍ ALIGERO V

A VUELO DE NEBLÍ ALÍGERO… V

De ayer y hoy.

Historia.

La democracia Griega amaba la libertad, pero vivía de sus prisioneros. Los esclavos y las esclavas labraban la tierra, barrían caminos, excavaban montañas en busca de plata y de piedras preciosas, alzaban casas, tejían ropas, cosían calzados, cocinaban, lavaban, barrían, forjaban lanzas y corazas, azadas y martillos, daban placer en las fiestas y en los burdeles y criaban a los hijos de sus amos.

Un esclavo era más barato que una mula. La esclavitud, tema despreciable, rara vez aparecía en la poesía, en el teatro o en las pinturas que decoraban las vasijas y los muros. Los filósofos la ignoraban, como no fuera para confirmar que ése era el destino natural de los seres inferiores, y para encender la alarma. Cuidado con ellos, advertía Platón. Los esclavos, decía, tienen una inevitable tendencia a odiar a sus amos y solo una constante vigilancia podrá impedir que nos asesinen a todos.

Y Aristóteles sostenía que el entrenamiento militar de los ciudadanos era imprescindible, por la inseguridad reinante *.

La democracia, su desarrollo.

Nos narra Protagoras en el mito de la creación y origen de la raza humana que, Zeus envía a sus emisarios a entregar a los hombres y animales todo tipo de capacidades (fuerza, rapidez, inteligencia, astucia, etc.) aunque de forma desigual entre ellos. Entonces, Hermes le pregunta a Zeus a quienes de entre los hombres debían repartir el sentido de la moral y de la justicia. A todos, dijo Zeus, y que todos sean participes. Pues no habrá ciudades si solo algunos de ellos participan, como de los otros conocimientos. Además, impón una ley de mi parte: que al incapaz de participar del honor y la justicia lo eliminen como a una enfermedad de la ciudad.

El mito de Protagoras dice relación a la competencia política del ciudadano. Ahora debemos entender que la igualdad, la isonomia, debía encontrarse con todo tipo de procesos sociales para ser efectiva. La igualdad no significaba solamente la igualdad ante la ley, sino igualdad de derechos políticos y de participación activa en los asuntos comunes y en la cosa pública. Esta concepción de la sociedad hacia necesaria la consideración de todos los ciudadanos como capaces de juicio político autónomo e independiente. Y es justamente esto lo que supieron poner en marcha los sofistas.

Para los sofistas el sentido moral y de justicia y la competencia política no son creaciones de individuos solitarios, sino que emergen como producto contractual de la polis. En este devenir de ideas, en concordancia con la democracia participativa, Protagoras cree que la integridad socio política de la polis y de los individuos son interdependientes y se hallan ligadas a través de la participación política en todos los ordenes que les son comunes. En otras palabras la sociedad política no es partija de poder e instrumento de bienestar de los individuos sino parte constitutiva de la polis conformada por seres humanos capaces de raciocinio y acción.

Frente a la teoría de Protagoras, Platón afirma que, el autentico gobernante es aquel que sabe gobernar y que esta virtud solo unos pocos pueden adquirirla, justificando con ello su oposición a la democracia y dándole importancia a la educación de los gobernantes y no de la polis. Posteriormente Aristóteles se centra en la educación cívica del ciudadano, pero en la creencia de que el hombre común y corriente no tiene capacidad para acceder a la verdadera virtud y ser digno de gobernar la ciudad democráticamente.

En el Teeteto de Platon queda clara la idea de la relación entre el sofista y la comunidad. En él, la dialéctica, las opiniones que el orador convierte en fuertes se equiparan a la percepción correcta de un organismo sano. La dialectica consistia básicamente en encontrar la contradicción en el argumento del contrario. Lo fundamental residía en el logos entendido como argumentación racional. Hacer que una cosa parezca y sea justa, en lo que expresa el Teeteto, es persuasión. El objetivo sofistico es enseñar la virtud y hacer posible la contribución de todos los hombres a los asuntos de la polis.

La palabra, afirma Gorgias, en el Elogio de Helena, “es un soberano poderoso que con un pequeño e invisible cuerpo realiza empresas divinas”. Los sofistas provocaron un desarrollo importante de la democracia: La igualdad en el juicio político y en la competencia ciudadana, el concierto de las instituciones y por consiguiente la capacidad para transformarlas, el poder de la palabra y su capacidad de persuasión y la posibilidad de enseñar la virtud y formar ciudadanos a través de la educación y de su praxis.

Vale la pena hacer unas lecturas para ampliar el campo de comprensión sobre este tema, en efecto, releer las Suplicantes de esquilo y su visión sobre la democracia; el Teeteto de Platon; la política de Aristóteles y en general toda la Tragedia Griega: Todo ello apunta hacia la creación de un ciudadano consciente de los problemas a los que la igualdad pudiera conducirle y decidido a hacer frente a las dificultades que pudieran presentarse y actuar democráticamente para resolver los conflictos.

¿Qué buscan los hombres jóvenes en la enseñanza de los sofistas?

La sabiduría practica que evita los escollos, y los consejos fecundos que aseguran el éxito en la oratoria política”**.

Para reflexionar

Las manifestaciones de mayor éxito no son necesariamente las que movilizan a mayor número de personas, sino las que suscitan mayor interés entre los periodistas. A riesgo de exagera un poco, podría decirse que cincuenta tipos listos que sepan montar bien un acontecimiento para que salga cinco minutos por la televisión puede tener tanta, o mas incidencia política, como medio millón de manifestantes ***.

*.-Eduardo Galeano, Espejos, una historia casi universal.

**.-Aníbal Ponce, La educación y la lucha de clases.

***.-Pierre Bourdieu. (1930-2002), sociólogo francés, continuador del método y de la doctrina de Durkheim, y una de las figuras centrales del pensamiento contemporáneo.

Carlos Herrera.

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