¿Colombia un estado fallido?
Estuve en Bogotá del 2 de Octubre de
2012 al 2 de Enero del 2013 y pude comprobar, de primera mano, leyendo los
periódicos de la ciudad, escuchando las noticias por la TV, escuchando la radio
y visitando a mis amigos, de los cuales solo diré que, están en la universidad,
en el parlamento, en la judicatura y, algunos, más bien escasos, en los cuerpos
y fuerzas de seguridad de estado. De todas estas fuentes extraje, para disgusto
mío y también de ellos, que Colombia, esa tierra nuestra verde y herida, es un
país, gracias a las clases dirigentes Políticas, Económicas, Financieras y Administrativas
un estado fallido, lo afirmo con tristeza y corrijo a aquellos que, desde
oscuras atalayas, me acusan de hablar mal de mi país, así como agradezco a
todos aquellos que me ayudaron en la comprensión del problema.
Los estados fallidos son un concepto
relativamente nuevo que, desde que en 2005 cuando el Foreign Policy comenzó a publicar el Índice de Estados
Fallidos, se ha ido difundiendo. Hablar de estados fallidos es un concepto
amplio y no pocas veces confuso que lleva a algunos equívocos, pero que, cada
vez se utiliza más por aquellos que se
dedican a dilucidar los problemas de la política internacional y nacional en este mundo globalizado.
De alguna manera podremos afirmar que los estados fallidos son
aquellos que no tienen una estructura político-administrativa que pueda garantizar
un funcionamiento mínimo. El término Estado Fallido es empleado por politólogos, periodistas y comentaristas
políticos para describir un estado
Soberano que, se considera, ha fallado
en la garantía de los servicios básicos y donde la corrupción ha permeado todos
los estratos de la sociedad. El centro de estudios Fund for Peace ha propuesto los siguientes parámetros para
hacer más comprensible el concepto:
- Pérdida de control físico del
territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
- Erosión de la autoridad
legítima en la toma de decisiones.
- Incapacidad para suministrar
servicios básicos.
- Incapacidad para interactuar
con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.
- Corrupción generalizada en la
administración pública.
- Altos niveles de criminalidad.
- Elevado porcentaje de
refugiados y desplazados.
- Degradación económica de la población.
- Aparición de grupos
paramilitares que sustituyen los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado.
Analizando
críticamente dichos parámetros, con la realidad Nacional Colombiana, podremos
cotejar sin mucho margen de error si nuestro país cabe dentro de la
denominación de Estado Fallido.
Más adelante para comprender con mayor
claridad este fenómeno adverso
presentare la lista de los
Estados Fallidos que hay en la actualidad. He afirmado
que los Estados Fallidos son lugares donde no hay servicios básicos que
cubran ampliamente a la población, ni justicia social, ni unas fuerzas de
seguridad del Estado mínimamente fiables… ni, por consiguiente, una verdadera
democracia. Lugares donde, en pocas palabras, la única garantía fiable es que
no existen garantías. Observar el Ranking de Estados Fallidos y encontrar en él
al País en que se vive es, por decir lo menos, terriblemente amargo y
descorazonador.
Los Estados Fallidos
no son el resultado de una coyuntura
desfavorable, sino el resultado de siglos de políticas Nacionales e internacionales injustas. Sólo hay que ver que
algunos de los países en lo alto del ranking han sido invadidos o tutelados por
coaliciones internacionales que, sobre el papel, tenían que ayudar a mejorar la
situación de esos países y que vistos los resultados han fracasado
estruendosamente. Eso no quiere decir que todas las naciones en proceso
de descomposición sean víctimas del olvido mundial. Irak y Afganistán, los dos
frentes principales en la guerra contra el terrorismo,
empeoraron a lo largo del año pasado. Sus experiencias prueban que no sirve de
nada que se destinen miles de millones de dólares de ayuda a la seguridad y el
desarrollo si no van acompañados de un gobierno con capacidad de actuar,
dirigentes dignos de confianza y planes realistas para mantener la paz y
desarrollar la economía. Igual que existen muchas formas de alcanzar el éxito,
también hay muchas maneras de caer en el fracaso.
Desgraciadamente,
además, parece que ser un Estado Fallido
es una enfermedad de la que difícilmente se puede salir, ya que, con
algunas excepciones, la mayoría de estados que están en los primeros puestos del
ranking han repetido los últimos años en
posiciones similares. Cada Estado es un caso diferente, pero muchos son ricos
en recursos naturales desde petróleo o gas, hasta minerales o unas tierras ricas
para la producción agrícola, como es el caso Colombiano, donde todos estos factores se cumplen. Su riqueza
no justifica su posición en esta lista. En cambio, vemos con nostalgia, como entramos en este círculo perverso y la degradación social
facilita que acabemos siendo la base de
todo tipo de actividades delictivas,
como el comercio de armas, de drogas y de recursos naturales cedidos, sin mayores controles, a las grandes
multinacionales que controlan su comercio. Además, ha de tenerse en cuenta, la
corrupción administrativa desde las más altas esferas del estado, hasta las
alcaldías de los municipios más pequeños.
Esta situación
interna y los pobres resultados de las grandes misiones mediáticas Internacionales para darles apoyo, muestran la
necesidad perentoria de establecer
mecanismos de control y de gobierno que permitan afrontar estas situaciones
desde una óptica más razonable a medio y largo plazo, lejos de los intereses de
los países que los "ayudan", cuando realmente prima un interés para
controlar la gestión de los recursos naturales.
Debemos tener
presente que, en estos países, la
gestión de los recursos naturales y los modelos de producción están lejos de un
desarrollo sostenible habida cuenta de que su legislación al respecto adolece de profundos fallos o de controles efectivos
para que se cumpla. Estados donde la educación, la sanidad o el acceso al agua
potable son una quimera, el medio ambiente no es sino una ilusión. Es decir,
que a pesar de que exista una legislación aceptable, sencillamente es
inexistente porque nadie la cumple y esto ocurre en zonas de gran riqueza biológica,
con recursos hídricos importantes, amplias zonas de cultivos y riquezas en el subsuelo muy importantes. Un país,
cualquiera que él sea, no puede darse el lujo de dejar en manos extrañas, sin
controles efectivos, la explotación de sus recursos naturales.
Los estados
fallidos son fracasos no solamente Nacionales, sino globales, que afectan el
conjunto de naciones y que piden y necesitan legislaciones claras y respuestas globales que no afecten su
estabilidad. Por ello, una buena gestión de estos estados es necesaria para
construir un mundo sostenible y en paz.
Acabar con los
estados fallidos es una cuestión de justicia social. Por ello, es
responsabilidad de los gobernantes, de toda la sociedad, implicarse
en conseguir derrotar la
corrupción y dotar a la justicia de
todos los elementos legales indispensables para evitar que se burlen las
normas que rigen el buen funcionamiento del estado, y garantizar con ello, la
viabilidad económica y democrática del Estado. ¿Es una Utopía? ¡No!. Sencillamente,
un acto imprescindible para todos los que vivimos en este planeta.
NO es sorprendente
que dentro de esta lista de los países fallidos se encuentre Colombia, a pesar
de todo el esfuerzo que se afirma haber hecho en los últimos años para consolidar su
legitimidad, su soberanía y su crecimiento económico, a pesar de ello, aparece
en el listado con el número 52.
En el listado se
tiene en cuenta la presión demográfica, el número de refugiados, el desarrollo
desigual de la población, declive económico, derechos humanos, independencia
judicial, servicios públicos, fuerza pública, élites faccionalizadas, grupos de
presión, función democrática e
intervención extranjera.
De
acuerdo con el analista Larrazábal “este
estudio da a conocer por tercera vez que Colombia desde el 2009 hasta este año,
aparece dentro de la lista de Estados Fallidos, y de las razones que la revista
esgrime esta el tema de corrupción, falta de infraestructura e incluso la
aplicación al derecho en salud, conflicto interno, conflicto étnicos,
refugiados entre otros” y he de agregar
importantes fallos del sistema judicial colombiano.
Según el estudio, dentro de los países
de Latinoamérica, Bolivia, Haití y Colombia aparecen dentro del listado, lo que
es sorprendente porque quiere decir que los colombianos estamos a la par de
estos dos países en cuanto a estructuración de Estado, lo que podría ser
desproporcionado, pero no bastan los esfuerzos del Gobierno, si fallan los
cuerpos colegiados en el diagnostico de los problemas y si además la Justicia
que es la base de cualquier democracia
se encuentra constantemente en entredicho y no hace cumplir ,
independientemente de a quien se aplique, la ley . Un estado que envía a sus
reos al extranjero para que sean juzgados, por delitos menores, mientras que
sus grandes crímenes quedan impunes, no tiene solidez, ni puede presentarse
como Estado Soberano…
Recopilando
diremos que, los estados fallidos, escribe Chomsky, son aquellos que carecen de capacidad o voluntad política" para
proteger a sus ciudadanos de la violencia y quizás incluso de la
destrucción" y "se consideran más allá del alcance del derecho
nacional o internacional". Padecen un grave "déficit
democrático" que priva a sus instituciones de auténtica sustancia. "
Mapa
de Estados Fallidos:
En color purpura los Estados Fallidos en la actualidad: Colombia en el puesto
52.
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